sábado, 4 de mayo de 2013

ACTO 18 (Vol.1)



  Tras el fiestorro Erasmus del día anterior y con mas ojeras que orejas, nuestros decadentes héroes despertaron un bonito día de Sommerzeit en la ya carnavalera ciudad de Middenheim.

  Había llegado la tan esperada fiesta y daba comienzo en aquel primer día, por lo que no había que remolonear y tocaba ponerse a la tarea cuanto antes. Cuantas más horas estuvieran despiertos, de mas horas de cogorza y desenfreno podrían disfrutar, y de paso, pues igual lograban hacer algo para evitar el fín del mundo, o aprobar los exámenes de pura chorra. Esta juventud, que vá tó loca.

  22 de Sommerzeit

  Con un buen madrugón y todo el día por delante, lo mejor era comer en condiciones que ya tocaba pasar de los frutos secos y tirar de lujo ahora que empezaba el carnaval, y ya no había ayuno de por medio. Así que después de ponerse hasta las trancas y comer como si no hubiera mañana, cosa muy posible dada la vida de temerarios que llevaban, el grupo se puso en marcha. Primero haciendo la correspondiente visita a los papones del clan gitano para pagar lo que tocaba del día, y marchando después al mercado principal de la ciudad para hacerse con el mejor género de cara a pasar la semana.

  A primera hora en el mercado uno solo se puede encontrar una cosa: señoras. Señoras madrugadoras que harían temblar a un paladín de Khorne por ese cordero de primera que solo se lo arrebatarían de sus frías manos muertas. Un problema para el grupo si querían llevarse el mejor género del día, pero una suculenta fuente de información si añadimos a los comerciantes al caldo de cotilleos que supone un ejército de señoras desatadas en el mercado.

En estas situaciones, a ver quién es el guapo que intenta colarse el turno para llevarse el mejor cordero.

  Así es como se enteraron de que si querían trabajo, era mejor no intentarlo en la milica, ya que Schutzmann, uno de los 3 Mariscales de la ciudad, ya había surtido con unos 400 hombres del ejército a la guardia de la ciudad para reforzar la seguridad durante el carnaval, e iban bastante sobrados de efectivos para mantener la seguridad en las calles. Algo muy a tener en cuenta por las manos amigas de lo ajeno de Karin.

  Echas las compritas, tocó vuelta al carromato, organización de la nevera, y ponerse al lío de verdad.

  Arty y Viktor se acercaron al gremio de letrados a investigar. Tras una soporífera espera en la que dos funcionarios mostraron estar tremendamente atareados con su estresante labor de leer el diario local (la imprenta, ese gran invento, estaba revolucionando las calles y causando muchos altercados a causa de huelgas de escribas), humano y halfling fueron atendidos, no sin antes echarle un ojo a la estresante lectura de quienes los habían recibido, pudiendo leer varias noticias de interés:

-El Maestro de la Caza del Graf se jactaba de ir a ganar otro año mas el premio de la competición de Tiro con Arco, aunque mencionaba que compartiría el premio gustosamente con quien quedara segundo.

-El Graf Boris había despedido a su cartógrafo jefe por borrar un pueblo de los mapas oficiales y sustituirlo por unas colinas.

  Y la más gorda que dejo a los dos compañeros de peripecias con el pelo patrás de puro espanto, por sus peliagudas implicaciones:

-El estado del Emperador Karl Franz parecía ser crítico. Se estaba trabajando con magos para tratar de sanar su enfermedad y saber qué le pasaba, y había un gran descontento en la capital (Altdorf), por que no había nadie al mando y dicho malestar se estaba expandiendo por las provincias del Imperio

  Tras una larga espera, les hicieron pasar a las oficinas donde otro funcionario atendió las peticiones de información de los dos aventureros, entre hombres de pasadas eras como él, de enorme barba, y no menos enorme sordera, pero bastante mas eficientes en sus labores de funcionariado que las jóvenes promesas del recibidor del edificio.

En la imagen uno de los funcionarios recién incorporados, cuadrando afanósamente números en la base de datos.

  Fue así como Arty y Viktor pudieron enterarse un poco mas del funcionamiento de las cosas en Middenheim, a saber:

-El Graf es ayudado por el Canciller (que se encarga de las finanzas), y los  3 Jueces Supremos. También hace caso a los Ulritas y al gremio de mercaderes. Los Jueces Supremos aprueban las leyes por unanimidad, y si uno de ellos no está de acuerdo, no se suele dar a conocer quien. Eso sí, la última decisión para aprobar cualquier cosa es del Graf, pues suyo es el poder absoluto de la ciudad.

-Los 3 impuestos de la discordia fueron puestos en marcha hacía más o menos un mes; el primer pago se debería realizar justo después del carnaval.

-También sacaron el nombre del presidente de Comercio, Industria e Impuestos, que es el mismo que el presidente del Gremio de Mercaderes: Chester Goebbels.

  Con todo esto descubierto, Arty y Viktor dieron por finalizada su visita al Gremio de Letrados, y marcharon con viento fresco a reunirse con los otros, que no habían perdido el tiempo dándole al fiestorro ni ná, ya que se habían dirigido ni mas ni menos que al evento de los Desafío al Campeón del Graf, a probar suerte con el enano. De modo que, Magmar, Albretch y Karin se reunirían con ellos en el carromato a la hora de comer tras dicho evento.

  Así pues, mientras que Arty y Viktor se exasperaban con la eficacia funcionarial de la ciudad, el resto de la pandilla se dirigía a la Plaza de los Marciales, caminando junto al torrente de gente que ya abarrotaba la ciudad, muchos de ellos rumbo al mismo evento. Durante el paseo, nuestros protagonistas aprovecharon para darle a la labia y ganarse el favor del público, por lo que Magmar pronto tuvo a una legión de seguidores que coreaba su victoria frente al campeón del Graf, tarea ardua pues no solo consistía en vencer a Dieter, si no también al resto de candidatos. Y entre todo este jaleo de hurras por Magmar, Karin que no se podía estar quieta, pues se dedicó a hacer de las suyas claro. La ocasión era propicia, y no tuvo ningún reparo en echarle mano a la triste bolsa de un clérigo de Morr despistado, que pedía a gritos un poco del cariño de Karin.

  La llegada de los tres compañeros al lugar en el que se celebrarían los desafíos al Campeón armó un buen revuelo entre el gentío allí reunido, dado el alboroto de los inesperados fans que veían en el enano la posibilidad de una buena ganancia en apuestas, pero esto no amilanó a los otros candidatos que ya hacían cola para inscribirse, y cuyas pintas estaban a medio camino entre luchadores del Wrestling, y sicarios rumanos.

Vamos, que era gente muy preparada para debatir mediante razonables argumentos a mano abierta, acero toledano, o martillo picapedrero, quién era el mejor candidato a Campeón del Graff.
  En la plaza ya estaba todo preparado, y allí pudieron ver congregadas algunas de las celebridades de la ciudad además de a los jueces y escribas del evento: Los Mariscales Ulrich Schutzmann y Johan Schwermutt, unas auténticas bestias de la batalla por su enorme corpulencia embutida en armaduras de placas. El pomposo Caballero Eterno Siegfried representante de la ciudad y el Culto a Ulric, y Petra Liebkosen una de las bellísimas Damas de La Corte. Y por supuesto, el Campeón del Graff Dieter, quien supieron por la gente allí congregada para ver el espectáculo, llevaba invicto en el cargo 4 años seguidos, y aunque de menos corpulencia y estatura, de igual intimidante porte que los Mariscales.

  Por desgracia, o tal vez por fortuna, tras apuntarse y apoquinar el dinero de rigor para poder entrar en el sorteo, Magmar no salió elegido en el mismo, por lo que ese día no iba a poder intentarlo, pero no por ello iban a dejar de ver el espectáculo.

  Las reglas eran sencillas: La magia estaba terminantemente prohibida, y unos hechiceros se encargaban de examinar a los combatientes antes, durante y después del combate para asegurarse de que no se le daba uso. Los contendientes usarían la misma armadura, y las armas se elegirían al gusto de cada uno. Eso sí, todo sería aportado por la organización de la armería instalada junto a la plaza.

  Los dos combates del día fueron bastante interesantes pero poco espectaculares. Para los ojos expertos, dejaron en evidencia que Dieter, vencedor de ambos combates, luchaba mecánicamente y sin pasión. Con una eficacia y una superioridad frente a los dos corpulentos candidatos abrumadora, pero con algo parecido a la desgana. El Campeón del Graff fue eficaz en su tarea de despachar a sus adversarios, pero se valió de movimientos mecánicos y maniobras aprendidas ejecutadas con la precisión del aprendizaje y la experiencia, y no con la pasión del fragor de la batalla. Quedó claro que el hombre combatía por obligación y no por interés en seguir en el cargo y conservar su puesto, cosa que a Magmar, Albretch y Karin sorprendió dada la vidorra que el Campeón debía de llevar en la corte, con todo solucionado.

  Terminados los dos combates del día, los tres compañeros se dirigieron al Gran Parque a reunirse con Arty y Viktor para poner en común lo averiguado durante aquella mañana, y organizar los planes para el resto del día, por lo que disfrutando de otro agradable paseo Middenheimes acompañado de un buen tiempo, se dirigieron a su carromato.

1 comentario:

  1. La verdad es que para vidorra también la de los funcinarios del Gremio de letrados. Una parsimonia y tranquilidad hasta para girar de hoja el diario local... Como yo los pille por las abarrotadas calles con la misma actitud Sigmar sabe que me aprovecharé de sus bolsillos.

    El primer día en los Desafíos al Campeón fue cuanto menos entretenido y, ¿por qué no? divertido, y eso que los demás combatientes tenían cara de muy pocos amigos. Creo que muchos de ellos eran mafiosos de los que luego se lian a tortas en los partidos de snótbol.

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