martes, 31 de diciembre de 2013

ACTO 21 (Vol.2)


  Arty no podía decir que estaba perdiendo el tiempo en la ciudad, ya que sus pesquisas para el grupo le estaban llevando a disfrutar de los actos festivos mas culturales.

  Como se dijo en la anterior entrada, el hombre se había ido a buscar a Luigi al teatro en el que actuaba ese día, interpretando un papel en “El Bárbaro de Sevilla”. En ese momento era la mejor forma de localizar a Herr Doctor, y además de ello, Arty pudo aprovechar para disfrutar de la obra y comprobar de primera mano el talento de Luigi, quien tenía una muy buena voz para ejercer en la ópera, aunque lo hiciera como hobby.

  Arty interceptó a Luigi al finalizar la ópera, esperándolo en la puerta de salida de los artistas.

Luigi Pavarotti será un putero, pero el jodío
tiene mas arte que el curriculum de Leonardo Da Vinci
   Luigi se alegró de ver de nuevo a Arty, y tras preguntar por Albrecht, lo animó a ir con él de nuevo a “La Luna Cantarina”, lugar al que se dirigía a refrescar el gaznate tras la ópera, algo que a Arty le vino de perlas, claro, pues entraba dentro de sus planes para abordar a Luigi con temas… complicados de tratar.

  Una vez en el local, comenzaron las rondas de licores de todos los colores, y la conversación fue yendo hacia donde quería Arty. Luigi estaba tan animado como siempre, y tras ofrecer de nuevo sus milagrosos “Polvos de Viagra” a Arty, reveló sustanciosa información a nuestro amigo.

-Luigi le daba a todo. Lo mismo hombres que mujeres. Según el buen Doctor hay que aprovechar el rato que estamos en el mundo, que a uno le viene a buscar el de la túnica negra cuando menos se lo espera. Bien decía saberlo él, que como Doctor había visto morir a mucha gente joven sin oportunidad de disfrutar de todos los placeres de la vida.

- En opinión de Luigi, el Canciller Sparsam es un mojigato reprimido. Le parecía raro que le hubiera propuesto algo a cualquier mujer de la corte, pues era un hombre demasiado serio y estrecho para tales divertimentos. Aunque era cierto que le había notado un carácter extraño últimamente en el palacio.

-También salió en la conversación el nombre de la familia Wittgenstein, y del varón que había venido a la ciudad. Luigi afirmó no saber quién era, pero le agradaba saber que era un fiestero y putero como él, y que sabía disfrutar de la vida.

- Al mencionar Arty la cuestión del Hipnotismo, Luigi reconoció abiertamente que usaba dicha disciplina para tratar a algunos de sus pacientes. Alli de donde él venía le trataban de charlatán por ello, ya que está tan mal visto como usar la magia para curar enfermos. En sus explicaciones sobre la disciplina, Luigi mencionó que esta no funciona si el receptor no cree en ello, y también que es consciente de que hay quien lo usa para malos fines, o como teatro barato sin ningún fundamente con el que lucrarse. Él solo recurría al Hipnotismo para tratar problemas mentales dentro de su profesión.

- Ante la pregunta de Arty, También mencionó que solo está al cargo del Barón Stefan. No le dejan acercarse al Graf ni por asomo.

- Arty continuo indagando en la cuestión, y Luigi afirmó ante su pregunta que en teoría se puede influenciar por Hipnosis a alguien no receptivo dependiendo de la voluntad de ambas mentes. Pero él aseguraba no haber visto nunca nada parecido.

  En este punto, Luigi que no era tonto y ya llevaba rato viéndole el plumero a Arty, terminó contraatacando, interesándose por tanta pregunta respecto al Hipnotismo. Acabó por desarmar las defensas de Arty, y este confesó que el motivo era Dieter, y que tenían razones de peso para pensar que el Campeón Judicial podía haber sido Hipnotizado contra su voluntad. Luigi dijo entonces que nunca se había relacionado con él a pesar de conocerlo, pero que no había notado nada extraño en su comportamiento en público. El asunto captó su interés, cambiando a una actitud profesional que daba envidia por su seriedad en la cuestión, y que nada tenía que ver con el Luigi que conocían. De esta forma, Arty se ganó a Luigi, quién aceptó tener una cita con Dieter, pues se sentía interesado profesionalmente en averiguar si detrás de todo aquello había una influencia hipnótica de malas intenciones.

  Pero no os creáis que Luigi y Arty fueron los únicos interesados en la ópera aquel día. Ya que Viktor por su lado, después de dejar a su hermana en la cerrajería, acudía al teatro para ver si se encontraba con Rayane. Ambos disfrutaron de la ópera en sus respectivas butacas sin percatarse de que en el otro lado del teatro se hallaba Arty esperando ansioso el fín de la obra para abordar a Luigi, y Viktor tampoco desaprovechó la ocasión para sacar información al elfo sobre lo que estaba ocurriendo en Middenheim.

  El juglar elfo había tenido un día ajetreado, y había decidido ir a la ópera a desconectar un poco. Allavandrel, que ya había hecho algunas pesquisas interesantes, quería llegar al fondo de la cuestión tras el ataque, pero el juglar estaba un poco saturado de tanta investigación, y quería relajarse un poco.

Take a Relaxing Cup of Teatro de Middenheim
  Durante la obra, Viktor y Rayane pudieron conversar un poco, tratando de no molestar al resto de asistentes, y aunque no quería hablar todavía del tema sin haber confirmado las cosas que habían descubierto y que no les habían gustado nada de nada, esto es lo que el elfo le dijo al halfling:

-Habían preguntado en el Gremio de Hechiceros al respecto del estado de Dieter. La posibilidad de que el Campeón Judicial estuviera bajo un encantamiento existía, y no había que descartarla.

-También habían investigado a algunas de las personalidades que frecuentaban el palacio. Sabían con certeza que Goebbels había llegado a Middenheim hacía tan solo 6 meses atrás, y en tan poco tiempo ya ocupaba dos cargos muy importantes en la ciudad que cualquier persona habría tardado toda una vida en conseguir. Luigi Pavarotti también había llegado hacía poco a la ciudad, y conseguido un cargo importante aparentemente casi sin esfuerzo.

-Mencionó a Al-Ulric diciendo que es un buen clérigo que hace bien su trabajo, pero no lo dijo muy convencido. Ante la insistencia de Viktor, confesó que sospechaba que el Sumo Sacerdote estaba teniendo una aventura  con la amante del Graf, y que de ser así, era muy imprudente al hacerlo y que la culpa era toda del religioso. Este dato reveló algo que el grupo no sabía hasta ahora, ni mas ni menos que LA DAMA DE LA CORTE EMMANUELLE, ERA TAMBIÉN LA AMANTE DEL GRAF.

¡Toma golpe dramático de culebrón clásico!
¡Y en el siguiente capítulo, el mayordomo era su hija!


  Terminada la obra, Viktor comunicó a Rayane el lugar en el que se alojaba el grupo para futuros encuentros (el elfo costumbrado a la vida del artista bohémio no pareció asustarse como las damas del palacio al mencionar el carromato gitano), y dejó marchar a Rayane, quien debía encontrarse en el palacio con Allavandrel. Así las cosas, Viktor decidió volver al carromato, pues ya solo con lo de Emmanuelle, tenía para pensar toda la noche, mientras que por otro lado del teatro, Arty era llevado por Luigi a disfrutar de la misma, que era joven.

  Tras las primera copas de rigor, en las que Arty hizo migas con Luigi y supo mas cosas de la gente importante de Middenheim, como ya se ha narrado antes, Herr doctor decidió que ya era hora de empezar a divertirse de verdad, lo que le llevó a probar suerte con dos voluptuosas morenazas embutidas en bonitos vestidos que estaban siendo acosadas por  dos maromos del tamaño de armarios empotrados . Los maromos no pudieron con la labia de Luigi, que los despachó y dejó en ridículo en menos de lo que canta un gallo, y se retiraron al ver que no era buena idea empezar una trifulca en el local, y las damas accedieron a pasar del alcohol de la barra del bar, a las sustancias servidas por el mismo Luigi en el anonimato de las letrinas. Sin embargo, las damas eran listas, y tras sablarle al hombre todas las copas y farlopa que pudieron, marcharon dejando al pobre doctor con un calentón de campeonato, y una entrepierna abultada.

  Luigi no se daba por satisfecho, claro, y convenció a Arty a ir sobre seguro, arrastrándolo a un local del que él era habitual. El, a esas alturas más que borracho Arty, se dejó llevar hasta el lugar hasta que vió las luces rojas de las ventanas. Y como ya bastante había tenido con los piojos y pulgas contraídas en Wittgendorf, decidió que no íba a probar suerte con las ladillas, de modo que Luigi no pudo convencerle más allá del callejón frente al burdel al que lo había arrastrado, y Herr Doctor lo dejó marchar a dormir la mona, tras quedar con él al día siguiente para lo de Dieter, a las 5, en la Puerta Sur del Bernabau, pues tenía intención de asistir al partido de Snótbol de ese día.

jueves, 26 de diciembre de 2013

ACTO 21 (Vol. 1)



  Despues del desagradable incidente del callejón, el grupo no estaba para muchas payasadas, y tocaba ponerse serios. Así que tras lamerse las heridas, decidieron entrar en acción cuanto antes, y volver a meter caña a los malosos. Pero como siempre, lo que hicieron fue irse de cañas. ¡Dios, qué juventud

25 de Sommerzeit. Amanece, que no es poco.

  Viktor y Karin salieron del templo de Shallya en dirección al Gran Parque, en donde fueron informados por Arty y Magmar sobre el nuevo trabajo de Albrecht como herbolario, e informándose de las nuevas sobre su investigación, supieron también de que Herr Doctor Pavarotti era un gran aficionado a la ópera, y que de hecho, tenía un pequeño papel en la obra teatral “El Bárbaro de Sevilla”, que se exponía durante aquellos días en el teatro principal de Middenheim.
 
Magistral interpretación de la clásica obra.

   Durante el desayuno, se debatió sobre los cursos de acción ahora que sabían que alguien íba a por ellos tras el ataque del día anterior ( ¿Y a estas alturas, quién no vá tras ellos?), y sobre que al menos tenían a los dos elfos de su parte después de lo sucedido, terminaron decidiendo que había que encontrar a alguien capaz de deshipnotizar a Dieter, quien a todas luces mostraba síntomas de haber sido influenciado por ese medio para apoyar los impuestos, y así ver si podían descubrir algo más mediante un Dieter deshipnotizado.

  Tras el buen desayuno, al ir a dar el pago del día a los papones, comentando lo sucedido con estos supieron que ellos también habían tenido visitas de la mafia local, pidiendo dinero en “Concepto de Protección”. Evidentemente los mafiosos cobraron, y cobraron bien, pero no se llevaron ni una corona de oro de los gitanos. Sabiendo esto, el grupo logró hacer más lazos con los gitanos, quienes se disgustaron y cabrearon por partes iguales al saber de lo ocurrido al “Payo Halfling”.

¡Aaaay, al payo halfling que no me lo toooquen ni un peeelo!

   Despues de hablar con los gitanos tocaba visita a Albrecht, a quien encontraron en la tienda “Tomillo y Oregano”, empollándose los libros del jefe para reconocer plantas cuando le tocara salir a buscarlas. La visita sirvió para poner a todo el mundo al corriente de cómo andaban las cosas e intercambiar planes, ya que gracias al nuevo trabajo de Albrecht, ahora este tenía la muy ventajosa licencia para salir de la ciudad por motivos de trabajo gracias a su contrato con Alfonse (y como becario de la herboristería).

  Terminada la visita, el grupo se separó para ir cada cual a lo suyo, yendo los dos hermanos halflings al estadio Bernabau a ver el espectáculo de Tragafuegos. Allí encontraron entre la gente a la Carabina de la princesa, acompañada de la Dama de la Corte Emmanuelle y de Hanna Eberhauer, la ayudante del Gran Hechicero de Middenheim. Al término del espectáculo, los dos halflings se acercaron a hablar con ellas, y tras unas primeras impresiones en las que todas se asustaron al saber que dormían en un carromato entre gitanos, y que propició que la Carabina no tuviera ningún reparo en mostrar su desagrado ante los halflings opinando que solo se acercaban a la corte en busca de dinero, los halflings lograron hacer suya la conversación y convencer de sus buenas intenciones a las presentes (salvo a la Carabina), valiéndose del estado de Viktor, por quien sintiendo gran tristeza por lo sucedido, y tratando de ser lo más amables posibles, los dos halflings fueron invitados a comer con ellas en “El Barco Teatro” del Gran Parque, con vino del caro, y comida aún más cara.

Sí, sí. Todo muy "Typical Middenheim",
pero ya sabemos quienes son los chef en las cocinas de los restaurantes.

   La comida fue de lo más interesante, ya que las tres mujeres estaban de lo más habladoras, y los halflings no perdieron la oportunidad de intentar sacar información que no pudieron sacar durante la Fiesta del Jardín, ya que el momento de la comida, lejos de oídos indiscretos se prestaba a ello. Y en la sobremesa después de que Hanna los abandonara por tener otros compromisos, antes de tener que reencontrarse de nuevo con Emmanuelle por la tarde en “La Luna Roja”, vino el aluvión de información.

Y de no haber habido "aluvión", podían haber pedido "lentejón".

 -A Emmanuelle no le preocupaban los impuestos, y su opinión sobre Luigi era que se trataba de un pesado inmoral y peligroso.

-La Carabina aseguraba que ya le había dicho al mismo Graf que un tipo como Luigi no debería siquiera vivir en el mismo lugar que la princesa. También comentó que el mismo día que Luigi le hizo proposiciones indecentes a Emmanuelle, se las hizo a ella. Al parecer quería algo con las dos a la vez, el muy golfo.

-Sobre el Canciller Sparsam, Emmanuelle opinaba que es un hombre formal, inflexible y antipático que la insulta con “cumplidos” maravillosamente ambigüos. La Carabina por su lado no cambiaba de tema, y tras decir que Sparsam robaba del dinero público, volvió a meter a Luigi en el saco, diciendo que hacía lo mismo, compinchado con Sparsam. Añadió, que a Luigi habría que echarlo de Middeheim, y del Viejo Mundo si fuera posible.

-Parecía haber alguien sobre quien la Carabina no tenía motivos para hablar mal, y ese era el Caballero Eterno. Sobre él, mencionó que no era muy listo, pero que debería haber mas hombres como él en la corte. Era alguien tímido a quien se le había subido el puesto a la cabeza, pero todo un ejemplo de caballero que todos los hombres deberían seguir.

-También tenían algo que decir sobre Goebbels. El hombre trató de comprar los favores de Emmanuelle de mala manera, como Luigi, y opinaban que a Goebbels le gustaban los muchachos del coro.

-Y Al-Ulric tenía que salir tarde o temprano en la conversación, momento en el que Viktor se percató que Emmanuelle se hacía la loca evadiendo el tema descaradamente, no queriendo hablar del Sumo Sacerdote. La Carabina por su parte opinaba que era demasiado blando con el Caos, y que le veía muy nervioso por el palacio.

    Tras el cafecito de la comida, Emmanuelle insistió en hacer una pequeña aportación a la Compañía de La Pala Aulladora para ayudar en la difícil situación de Viktor, y insistió en llevarlos de compras para que adquirieran ropajes adecuados para unos halflings como ellos. Así, y tras un pequeño paseo por la ciudad en el que les mostraron varios edificios importantes, como el Gremio de Hechiceros, o la propia “Luna Roja”, el local con el que la Dama de La Corte se reuniría con Hanna para tomar unas copas por la tarde. Un local muy elitista, más incluso que “La Luna Cantarina”, y cuya dueña era Eva Dietrich.

  Terminado el paseo, los halflings se despidieron de la Carabina y la Dama de La Corte con varias sospechas, y la más gorda de ellas, la que relacionaba a Emmanuelle con Al-Ulric.

  Y en este punto los dos hermanos halflings se separaron, uno para encontrarse con Rayane en el teatro, y la otra de compritas en busca de herramientas para su oficio como amiga de lo ajeno. Y no fue tan mal la cosa, aunque de momento tendrá que esperar para permitirse unas ganzúas de gran calidad, por mucho que la señora de la cerrajería se lo bajara a 75 Coronas de Oro tras el regateo de rigor.

  Magmar y Arty por su lado, acudían durante aquel día a ver los Coros Enanos del Valle junto a Dennin y otros dos enanos. Allí estaban también Dieter y Kirsten, quien se encontraba ansiosa por ver el espectáculo, un espectáculo que no dejó indiferente a nadie, y que emocionó a Magmar, a quien las voces de los coros interpretando obras enanas le recordaron a su Karak.

Sí, lo enanos también lloran. En serio.
Al menos cuando se les agua la cerveza.
  Al terminar el espectáculo, Arty y Magmar convencieron a los enanos de ir a tomar unas cervezas, y de camino a “El Hacha Afilada”, una taberna de enanos y para enanos, cercana al Gremio de Ingenieros, supieron que en el Templo de Grungni se pidió expresamente que este coro viniera desde Zufbhar a cantar durante las festividades.

  Ya sentados, y con las cervezas en la mano, salieron los temas importantes a la luz. Arty y Magmar contaron a Dennin lo del ataque en el callejón, y este seguía pensando lo mismo, aunque era reacio a hablar con los elfos. Tras mucho insistir, Arty logró convencerlo de hablar con ellos para averiguar quien puede estar tratando de inculparles.

  Logrado su objetivo, Arty abandonó el local, dejando a Magmar pasar la tarde entre enanos, y dirigiéndose él a la ópera, con la intención de interceptar a Luigi tras su actuación en “El Bárbaro de Sevilla”. Y bien que pasó la tarde nuestro Magmar, sí. Ya que Dennin andaba con prisas para terminar una grúa que necesitaban en ciertas obras de reforma antes de que terminara la semana, y no podía estirar más el tiempo de bebercio, los enanos quedaron para el siguiente día, y tratar el tema de la prótesis para la amputada mano de Magmar, por lo que tras despedirse, nuestro querido Magmar se dirigió a la Plaza de los Marciales, a ver el espectáculo de elefantes por si la ocasión le brindaba la oportunidad de congeniar con alguna otra eminencia de la ciudad, o como mínimo enterarse de mas chismorreos. Pero ni una cosa, ni la otra oyes, lo único que consiguió fue que le robaran la cartera entre el gentío, y Magmar a pesar de disfrutar del elefantiásico espectáculo, terminó el día con un humor de perros, y 1 corona y 18 chelines menos.

jueves, 8 de agosto de 2013

ACTO 20 (Vol. 3)

  Terminamos en esta entrada con la narración de Viktor sobre los acontecimientos que le han llevado a tener que aprender a hurgarse la nariz con la mano izquierda. Toda una declaracion de superación personal de la que seguro que pronto tendremos película.

24 de Sommerzeit, día 3: Marktag. Tarde.

  La actuación del elfo en el Teatro se desarrolló con el mismo buen hacer del artista y a la salida Arty se encontró con Magmar, quien había ido a buscarle. Los hermanos esperábamos por nuestro lado la salida de los elfos para ir a dar un paseo juntos y, si se terciaba, tomarnos unas jarras en la fiesta de la cerveza. Pero, casualidades del destino, nos encontramos antes con Arty y Magmar fruto de un desafortunado pisotón a una estirada dama por parte del primero con el consiguiente revuelo.

  Una vez nos juntamos con los elfos, partimos todos a dar un paseo y contar de nuevo en alguna concurrida calle la leyenda de Hansel Gretelstein que tantas pasiones levantó en los jardines. Pero quizá al mundano público no le interesen las leyendas que hablan de valores nobles, o quizá es que no era buena hora, la cuestión es que una vez terminado el relato sumamos menos de 2 coronas de oro recaudadas, poco en comparación con actuaciones anteriores.



La próxima vez que metan ordenador por un tubo en la historia.
Aunque sea una mierda, verán lo contenta que se queda la plebe.

   Terminada la actuación y el trabajo del día, reanudamos el paseo en busca de una taberna tranquila donde ingerir el líquido elemento pero fuimos sorprendidos por 4 hombres que nos cortaron el paso en una calle solitaria. Tratando de evitarlos, nos giramos y nos encontramos a 5 hombres más, comandados por un enano con un garfio por mano. El enano resultó ser Brok, el hermano mayor de Magmar, y ambos familiares no parecían tenerse demasiada estima según pudimos comprobar los allí presentes cuando intercambiaron palabras.

  Tras las poco halagüeñas presentaciones, Brok nos contó el motivo de tan inesperada visita, la cual parecía haber sido posible gracias a la inestimable ayuda de los chiquillos que llevaban tiempo siguiendo a Magmar. El plan de Brok era forrarse realizando dos encargos simultaneos. Magmar se había ganado una buena reputación luchando en los Desafíos al Campeón, pero además había provocado una importante pérdida de ganancias a los apostantes que confiaron en su capacidad para vencer a Dieter, de modo que si ellos no iban a cobrar, el que cobraría sería Magmar. El segundo encargo tenía implicaciones mas oscuras, puesto que se trataba de cargarse a los dos elfos y preparar el terreno para que culparan del asesinato al Gremio de Ingenieros. Quedaba claro que además, habían otros motivos personales por los que Brok le tenía ganas a Magmar, por lo que aprovecharía ambos encargos para afeitarle la barba sin cuidado alguno a su hermano pequeño, que todavía no se creía haber encontrado en Middenheim, y mucho menos fuera el causante de tanto revuelo.

  Tras el intercambio de palabras mal sonantes cargadas de testosterona provocadas por nuestra intención de llegar a un acuerdo, o al menos ganar algo de tiempo, se dispusieron a atacarnos, mas nuestros compañeros elfos no se quedaron de brazos cruzados y actuaron con presteza lanzando flechas uno y atacando con su laúd el otro. Arty, tras titubear en un principio, decidió echar a medias la casa por la ventana y utilizar la magia de una manera disimulada. Conjurando los vientos de la magia creó sonidos de pisadas, chocar de escudos y desenvainar de espadas, simulando la llegada de la Guardia por las calles adyacentes. Por su parte Magmar se lanzó a por su hermano. Algunos asaltantes se quedaron paralizados al escuchar las numerosas pisadas y valoraron la idea de largarse de allí, mientras que el resto nos repartimos a los enemigos restantes.

  Un grito de guerra y de aliento por parte de Brok instó a los asaltantes a no acobardarse y "terminar el trabajo". Pero un dardo mágico de Arty (ahora sí echó del todo la casa por la ventana) surcó haciendo crepitar el aire, consiguiendo acaparar más la atención y logrando que algunos asaltantes huyeran acobardados cuando vieron que entre nosotros había un hechicero.

  Mientras tanto yo me hallaba en serias dificultades. Tras un fuerte golpe inicial por parte de mi contrincante decidí adoptar una postura defensiva con la intención de no recibir más daño, pero éste volvió con más fuerza que la vez anterior y me arrolló cual bestia desbocada. Algo pasó con mi brazo derecho, noté mucho dolor y sentí frío, perdiendo el conocimiento en aquella peliaguda situación.

   Me desperté horas más tarde en una gran habitación muy iluminada, rodeado de mis compañeros (exceptuando a Albretch) y de los dos elfos. Deduje que estábamos en el templo de Shallya y acerté. Me sentía recuperado, aunque algo extraño a la vez. Fué entonces cuando me percaté de que me faltaba el brazo derecho, seccionado a la altura del codo. El mundo se hundió para mí. ¿Qué había pasado? Entre todos me explicaron que vencieron a los asaltantes aunque algunos huyeron, entre ellos el responsable de la pérdida de mi brazo. Brok, por lo visto, acabó hecho papilla poco antes de que llegara la Guardia, tarde como de costumbre. Me llevaron lo antes posible al templo pero ya nada se podía hacer por mi brazo, aunque sí por mi vida y ahora me hallo del todo recuperado aunque con nuevas limitaciones.   
    

                                                                     Aprovecha Viktor, que con eso podrás ser la envidia de los cosplayers.

  Los elfos, como tontos no son, exigieron una explicación por ese atentado acerca del cual habíamos oído rumores y el cual se había hecho patente horas antes.

  Vimos una oportunidad de conseguir dos buenos aliados, pero ello conllevaba el descubrimiento del verdadero motivo de nuestra visita a Middenheim. Les confesamos que realmente estábamos en la ciudad para buscar a Gotthard Von Wittgenstein, persona buscada por la inquisición sigmarita y nos explayamos lo suficiente como para que tuviera sentido pero lo justo como para no contarles absolutamente todo nuestro plan.

  Aún así los elfos no daban crédito. Más aún teniendo en cuenta que sus vidas estaban en juego y que se iba a culpar al Gremio de Ingenieros y a todos los enanos de la ciudad del atentado. Nosotros, por nuestra parte, sugerimos que los elfos se entrevistaran con Dennin. Siendo conocedores del desprecio mutuo que se profesan, sigue siendo mejor opción que consigan ser neutrales a que se conviertan en acérrimos enemigos dado que ambas partes son víctimas de un complot. Anonadados y sorprendidos por los últimos acontecimientos, los dos elfos abandonaron la habitación afirmando que investigarían por su cuenta.

  En otro orden de cosas, no nos olvidamos de nuestro compañero Albretch quien había ido al carro a recoger sus pertenencias. Una vez allí dejó un aviso a Renata para que nos comunique su nueva situación cuando volvamos y ésta, visiblemente entristecida por la futura ausencia indefinida de nuestro compañero, decidio darle una despedida íntima en el carro, el cual acabó desplazado varios metros a pesar de tener puesto el freno de mano.

  Albretch volvió a la tienda de hierbajos justo cuando Perlenbacher estaba atendiendo a un misterioso y bien vestido pero ansioso cliente que le pedía algún remedio que le relajara con presteza. El entrañable anciano parecía ser consciente de lo que su cliente buscaba y le aseguró que en esa tienda no íba a encontrar ese producto en concreto. De todas formas le ofreció varias hierbas relajantes ante lo cual el misterioso cliente claudicó y decidiendo comprarlas, arrojó a la mesa bastante más dinero del que costaban tras lo cual se dirigió a la salida poniéndose la capucha. A pesar de ello, Albretch le vió la cara al pasar a su lado y le preguntó a su jefe por el cliente. Tras las insistencia de Albrecht, Perlenbacher terminó por admitir que sabía quién era y, con cierto reparo y secretismo, afirmó que era el Canciller Sparsam en busca de alguna dosis de droga que parecía que le hacía falta, dado el monazo que se traía encima.




Iba a decir que al mono mejor darle un plátano, pero...
  Dicha droga se vende en los barrios bajos pero Sparsam parecía llevar un tiempo sin su dosis necesaria. Perlenbacher comentó que actualmente estaba sufriendo mucha presión por la gran subida de los impuestos… Algo interesante cuánto menos, que me ha dado mucho en lo que pensar ahora que tiempo no me falta para ello, postrado en cama como me hallo recordando los días en que aún me rascaba la oreja con la mano derecha.

miércoles, 7 de agosto de 2013

ACTO 20 (Vol. 2)



   Viktor continua relatándonos cómo las pesquisas en Middenheim llevaban al grupo de los terrores con tanta hipótesis conspiranoica de por medio, y lo cierto es que viendo cómo estaba el patio, no era para menos.

24 de Sommerzeit, día 3: Marktag. Tarde.

  Karin y yo nos hallábamos en la Fiesta del Jardín. Entre la muchedumbre se podía ver a varios Caballeros Pantera, la Guardia personal del Graf, mas no vimos a este último.

  Petra, dama de pelo rizado castaño, se unió al grupo donde se hallaba la princesa, y un suspirante Rallane decidió presentarnos, tanto a la princesa Katarina como a las damas que la acompañaban. Durante las pertinentes presentaciones, elogios de rigor y preguntas indiscretas y acusatorias de la carabina (también de rigor), mi hermana se percató de la llegada a la fiesta de dos personas más, quienes fueron anunciados como el Gran Hechicero Albrecht Helseher, moreno con una larga melena y vestido de azul oscuro, y su ayudante Hanna Eberhauer, mucho más joven que él.

 

Albrecht Helseher. Otro que se sumó al carro de los cameos.

  A pesar de que intenté ganarme la confianza de Katarina prometiéndole una de mis historias aderezadas con el magnífico acompañamiento de Rallane, las preguntas de la carabina y sus observaciones se volvieron cada vez más impertinentes, pero fuimos salvados por la campana: Herr Doktor Luigi Pavarotti hizo una triunfal entrada en escena ganándose, para su regocijo, las malas miradas de todos, en especial la de la carabina.

  Sin embargo como lo prometido era deuda, Katarina, emocionada por todo lo artístico, se prestó a organizar un sitio y un rato para Rallane y para mí en el cenador, lugar que en ese momento ocupaba los músicos que amenizaban la fiesta.

  Mientras tanto, seguimos hablando con el resto del selecto grupo y conseguimos algo más de información acerca de Luigi. A saber:
  • Kirsten desmintió que Herr Doktor estuviera tratando la enfermedad del Graf. No le dejarían acercarse a él, y su único cometido era tratar la enfermedad de su hijo, el cual parecía ir presentando mejoría poco a poco.
  • Petra definió a Pavarotti con las siguientes palabras: "Tiene una resistencia admirable y una gran capacidad atlética, pero me niego a repetir la experiencia con él, que tardé dos días en recuperarme".
  • Emmanuelle, por su parte, confesó que Luigi le hizo proposiciones indecentes cuando menos lo necesitaba.
  Fue entonces cuando un adinerado mercader que también era parte de la conversación, y dueño de varias tiendas de hierbas, interrumpió la conversación. Afirmaba que Herr Doktor era un buen médico pese a todo lo que se decía de su vida privada, y que sabía bien lo que hacía, ¡¡Además de que era muy bueno tratando a sus pacientes con hipnotismo!!

  En ese momento una antorcha se encendió en la mente de mi hermana y la mía. Recordamos claramente la actitud de Dieter recitando con una expresión inanimada lo “necesarios y correctos que eran los nuevos impuestos”, como un autómata. Nuestra percepción acerca de la importancia y protagonismo de Herr Doktor cambió en ese instante.

¿Qué otra cosa esperábais en el medievo?
  Y mientras mi hermana y yo haciamos nuestras conjeturas a raíz de la nueva y sorprendente información, nuevos invitados llegaban a la fiesta: uno de los Mariscales y Herr Goebels hacían acto de presencia en ese momento.
   
  Tras otro rato largo de charla llegó por fin el momento de las leyendas de Hansel Gretelstein, acompañado musicalmente por Rallane y con una inestimable ayuda de Karin recitando la famosa introducción para dar paso a la leyenda de “La princesa y la cama de piedras preciosas”. Una leyenda que ensalza el honor y otros nobles valores que salen a flote aunque la situación se torne adversa y decepcionante. La narración a través del arte músical de Rallane, y mi talento de cuentacuentos cautivó a la princesa Katarina y a multitud de los asistentes de la fiesta.

  Tras la actuación, los halfings y los elfos dimos un paseo, durante el cual se nos acercaron diferentes personalidades a saludar y dar la enhorabuena por la historia. Un rato más tarde encontramos al Gran Hechicero y a su ayudante. No me lo pensé dos veces e inicié una amena charla con ellos acerca del mundo de la magia, sus entresijos y diferentes aspectos de ésta. Hablando de magia no podía dejar pasar la oportunidad de unirlo con el tema de los impuestos a los magos y de cómo esto ha propiciado el exilio de muchos de ellos. El Gran Hechicero, visiblemente enfadado, se alejó de la conversación y Hanna comenzó a hablar más de la cuenta, aunque por desgracia su mentor la calló a tiempo. A saber:

  • Sospechaban que el Canciller Sparsam es el que lo había llevado todo a cabo, que solo le interesa llenar las arcas de la ciudad.
  • Hanna opinaba que podía haber sido capaz de convencer a los Jueces Supremos y al Graf para introducir los nuevos impuestos en la ciudad. Nota mental de los Halflings: ¿Es el Canciller amigo de Herr Doktor? Porque eso podría explicar muchas cosas…
  • Hanna también confesó haber sido víctima de proposiciones por parte del Canciller, a pesar de que éste es un hombre tímido poco dadó a tratar con el género femenino, según comentan los elfos.
  Al fín de toda la conversación, se nos acercó de nuevo el mil veces mencionando Luigi, dándonos una jocosa noticia: El delicioso ponche servido en la fiesta era obra suya. Los elfos se acojonaron. Yo me dí cuenta de que no me encontraba demasiado bien y, en un somero vistazo en derredor nos fijamos de que había gente demasiado contenta a causa de la graduación del brebaje, o diréctamente vomitando o desmayada. Sintiéndome centro del universo al ver girar el mundo a mi alrededor, me encontraba peor todavía. Dejé la copa apoyada donde buenamente pude y decidimos que era un buen momento para reanudar nuestro paseo por le jardín del palacio, a ver si nos refrescaba el aire, momento en el que vimos aparecer, de nuevo, al Caballero Eterno y notamos cómo les repugnaba a los elfos.

  Durante nuestro paseo nos encontramos a Herr Goebels hablando con gente adinerada. Los comentarios sobre él son que es un ladrón (no me extraña en absoluto) y que trata muy mal a las mujeres (con algo tenía que completar el pack de “Pinto y coloreo cómo hacer amigos”). Ninguna opinión que no se espere de alguien que ocupa al mismo tiempo los cargos de Presidente de la Comisión de Comercio, Industria e Impuestos, y el de la Dirección del Gremio de Mercaderes.

  Fuimos presentados y decidí ir a hablar con él para ganármelo un poco. Los elfos, muy sabiamente, decidieron mantenerse al margen. Durante nuestra conversación le hice la pelota sobre lo bien escogidos que están los nuevos impuestos y que, aunque ahora nos fastidien a la mayoría, en un futuro cercano servirán perfectamente a la ciudad. Herr Goebels defendió también los impuestos afirmando que le gustaban los cambios tributarios y que el tesoro necesitaba fondos adicionales, los cuales serían necesarios tras el Carnaval. También mencionó que el gremio de mercaderes quedaba exento del pago de los nuevos impuestos, lo cual estoy seguro de que le agradaba sobremanera. Preguntándole acerca del origen de éstos afirmó desconocerlo, aunque intuía que fué el Canciller Sparsam el artífice o uno de los artífices de su implantación. Continuó su elogio a los nuevos impuestos y despotricó de las tres grandes facciones afectadas: magos, enanos y religiosos. Durante la conversación salió de nuevo a la luz el rumor de que parecía haber problemas en el Norte del Imperio.

  Terminada la “amena y sincera” charla, volví con los elfos y mi hermana. Éstos comentaron que Herr Goebels y el Canciller son muy amigos, lo cual nos hizo seguir hilando esta complicada telaraña de relaciones e imaginando diversas teorías conspiranoicas.

  Desviamos nuestra narración hacia otro lugar y otro momento. Lugar donde se encontraba Magmar, a las 16h. Magmar decidió ir a buscar a Dennin al Gremio de Ingenieros para ponerle al corriente del plan de algunos enanos que pretendían atentar contra los elfos de la corte. Dennin aseguraba no saber nada y, aunque no guardaba ninguna simpatía por los elfos, era consciente de que su raza sería la más perjudicada si algo malo les pasara. Decidió recriminar a sus obreros y aseguró que hablaría con el Sumo Sacerdote de Grungni para que hiciera lo propio con sus fieles, y se corriera la voz del peligro de llevar tal acción a fin de evitar un mal mayor.


 Y mas vale que hagan caso, que las hostias de este cura no son precísamente de oblea.

  Dicho y hecho, Magmar se dirigió al teatro en busca de Arty. Por el camino descubrió que unos chiquillos lo seguían y observaban, pero en el momento de actuar éstos ya habían desaparecido por los callejones que desembocaban en el Altquarter. Prosigió su camino hacia el teatro y se encontró con Arty cuando salía del mismo.

  Por otro lado, nuestro compañero Albretch, conocedor de la vacuidad de su monedero y de la imperiosa necesidad de ganarse algunas monedillas decidía dirigirse a la zona comercial en busca de trabajo. Visitando diferentes locales le ofrecieron todo tipo de empleos. Desde calígrafo hasta cantero, desde artista perrofláutico hasta embalsamador (lo que nos faltaba). Finálmente pareció encontrar un empleo que le agradaba: herbolario. En el comercio “Tomillo y Orégano”, regentado por un solitario anciano llamado Alfonse Perlenbacher que buscaba ayudante. Además de la entrevista de rigor, Perlenbacher no escatimó en palabras, demasiado tiempo encerradas en su garganta y comienzó a contarle su vida de viudo de más de 70 años cuyos hijos no estaban interesados en el negocio familiar y que emigraron hace ya bastante tiempo. Comentó lo bien que le vendría un ayudante para su pequeña tienda abarrotada de frascos con hierbas de toda índole, ya que no podía ir a recogerlas y regentar el local al mismo tiempo, lo que le obligaba a tener que pagar a proveedores, algo que incrementaba los gastos del comercio, bajando en consecuencia las ganancias. Le preguntó a Albretch por su experiencia en este negocio pero nuestro joven compañero, como cualquier joven que busque empleo sin tener ni puta idea del puesto a desempeñar, y ni una mísera hora de experiencia en él, hizo gala de una verborrea supina alegando su facilidad de adaptación, sus ganas de aprender, su joven dinamismo y su buena voluntad.


  El viejo Alfonse decidió darle el trabajo. Trabajo que consistirá en salir de la ciudad en busca de los más variopintos hierbajos que circundan la Fauschlag. El anciano le proveyó de una licencia con la cual la Guardia de la ciudad le dejará entrar y salir sin pedirle que ponga el culo y además le ofreció dormir en el piso de arriba. Siendo un negocio familiar, disponía de su parte habitable en el mismo local, lugar donde una vez vivió el resto de su familia… Joder, hasta a mí me da penica el viejo, hoygan.

  Albretch firmó un contrato por un mes, cuya retribución semanal es de 45 peniques. Desde luego cómo se deja mangonear la juventud, yo no firmaba por menos de 1 corona diaria y Jacuzzi todos los fines de semana con elfas ligeritas de ropa. Tras firmar, nuestro compañero se dirigió al carro con la intención de recoger sus pertenencias.

  Mientras tanto en los Jardine del Palacio, decidiamos que ya era hora de marchar a otros eventos carnavaleros, que que en ese momento los elfos se percataban de que se estaba haciendo tarde y debían partir inmediatamente hacia la Escuela de Música para llegar a tiempo para la actuación de Rallane. Decidimos ir con ellos, faltaría más. De hecho, observamos que Emmanuelle y Hanna también se diorigían hacía allí, así que intentariamos no perder la oportunidad de sacarle más información a Hanna unas horas mas tarde, cervecita en mano.