domingo, 12 de mayo de 2013

ACTO 18 (Vol.2)

  La fama no le venía por nada al Carnaval de Middenheim, y para la mitad del primer día, aquello ya era todo un despiporre. Nuestros protagonistas se preguntaban si sus respectivos hígados llegarían al final de la semana, y si les quedaría algo por hacer para la fiesta de fín de año.

  Durante sus peripecias en el primer día comenzaron a conocer a algunas de las personalidades de la ciudad de cara a avanzar en sus pesquisas, y fueron a dar con las mejores compañías. Bueno, según cómo se mire, claro, por que a partir de cierto momento la mesa de juego pasó a no ser apta para menores de edad. Ya os avisaremos para que acosteis a los mas pequeños a medida que avance la entrada de hoy.

  Adelante con ella.

22 de Sommerzeit. Mediodía.

  La comida del mediodía fue otro gran lujo del que disfrutaron prácticamente llorando de emoción. Durante sus peripecias desde que se conocieron, pocas ocasiones habían tenido de hartarse a comer como gorrinos, y mientras lo hacían, además de poner en común lo averiguado, planificaron el resto del día.

  Tras hartarse a comer lo comprado en el mercado aquella misma mañana, Viktor y Karin se dirigieron al Torneo de Tiro con Arco, un evento organizado también en la Plaza de Los Marciales, aunque no tan espectacular y concurrido como los Desafios al Campeón, pero bastante mas relajado y amistoso. Allí, una vez inscritos los dos halflings fueron equipados por la organización con los arcos de competición que se utilizarían en el evento, y ambos pudieron atisbar entre los asistentes al Maestro de la Caza Allavandrel Fanmaris de charleta con un grupo de elfos, vestido con pieles y atuendos de montaraz, muy alejado de los arquetipos nobles y élficos, que contrastaba con el del Campeón Eterno de Middenheim, que también pajareaba por la zona exibiendo sonrisa Profident, y pelo Pantene.

  El ambiente fue relajado, y la competición muy amistosa. Resultando vencedor del primer día un elfo que los halflings no conocían y que fue muy capaz para sorpresa de todos, de hacer sombra al mismo Allavandrel. El propio ambiente festivo y relajado propició un acercamiento al Maestro de la Caza, que los dos halflings aprovecharon para hacer migas con él, y poder informarse de algunas cosillas, como que estaba en el cargo desde hacía unos 30 años, pero que llegó a Middenheim haría unos 50, o que no le agradaba nada el ambiente del palacio y que prefería salir de marcheta con sus amigos Dieter (El Campeón Judicial del Graf), y Rallane (El juglar élfico de la corte). Viktor y Karin se mostraron alegres y lograron hacerse con la amistad del simpático y amigable elfo, que estaba lejos de la altanería característica de los de su raza, mostrándose de lo mas campechano, y que incluso les llegó a decir que su amigo juglar estaría encantado de escuchar todas las historias acerca de sus viajes por el Viejo Mundo. Acordando quedar en algún momento del Carnaval para pasar un rato relajados con buen vino, los dos halflings se despidieron del elfo, y marcharon de allí tras el desestresante campeonato de tiro con Arco.

No nos riamos del pobre Allavandrel.
La Diana se veía bien, y ni siquiera un elfo haría blanco con dicha distracción.

  Y mientras tanto, Albrecht y Arty se las veían con otro tipo de ambiente, bastante mas elitista y pijo para que negarlo. A los dos humanos les había tocado ir a la Real Escuela de Música, a ver lo que se cocía por allí. El lugar estaba abarrotado de gente adinerada, y la presencia de la guardia era abrumadora, pero pronto quedó claro que no era ese el único motivo, ya que pudieron comprobar de primera mano que la mismísima Princesa Katharina, acompañada de su Carabina y de dos Damas de la corte acudieron a los conciertos que se iban a dar allí. Fue entonces cuando apreciaron que como su cuidadora que era, la vieja Carabina miraba muy mal a todo el mundo desde el palco de honor que ocupaban, pero mucho mas a alguien sentado al otro lado del palco. Concretamente a un escándaloso, orondo y barbudo tipo, acompañado de dos mujeres vestidas como furcias de lujo, y que no tenía ningún reparo en asistir al evento copa en mano. Las pintas del susodicho gambitero no dejaban lugar a dudas, y tenía que tratarse de Herr Doctor Luigi Pavarotti, el médico que asistía al hijo del Graf y del que tanto habían oído hablar.

  Las actuaciones fueron magistrales, aunque alguno acostumbrado a ambientes más frenéticos llegó a dormirse, y todo el mundo aplaudió. La estrella del espectáculo, el juglar de la Corte, no salió hasta el final, y se desmarcó en su actuación cantando historias populares del pueblo llano, en lugar de las épicas gestas Ulritas que trataron el resto de artistas.

  Terminado el evento, todo el mundo fue dejando el edificio poco a poco, y Albrecht y Arty notaron la ausencia de las damas que tanto revuelo habían montado en la llegada, suponiendo que marcharían antes del final para no tener problemas con la marabunta de gente de la salida, sin embargo, aún estaban a tiempo de pillar a Herr Doctor, que se entretenía metiendo mano a las dotes artísticas de sus acompañantes, por lo que se apresuraron a salir antes que él, para cortarle la entrada a la salida, momento en el que vieron aparecer en el edificio al Maestro de La Caza, apurado y corriendo llegaba al término de las actuaciones, y desapareció por la puerta de acceso a los camerinos de los artistas.

  Apenas habían presenciado la llegada de Alavandrell, cuando Luigi apareció bajando las escaleras y montando su espectáculo con las dos damas que lo acompañaban y que no tenían ningún reparo en que sus preciosas nalgas fueran férreamente cogidas por las manos del experto Doctor. Asi pues, y aprovechándose de su fama de fiestero y juerguista, Arty le salió al paso, y haciéndose pasar por alguien de sus mismos intereses de ocio y llamado por la curiosidad ante la fama del buen Doctor, logró hacer migas con Herr Pavarotti, y que este se los llevara de fiesta.

Ahora, ahora es cuando teneis que acostar a los más pequeños.
No digáis que no os avisamos.
  Así pues, los dos compañeros terminaron frente a “La Luna Cantarina” llevados de la mano de Luigi. Pudieron así tener acceso gracias a su guía, al lugar en el que antes habían tenido vetada la entrada, previo pago de la misma claro, y entre sus paredes pudieron darle al buen bebercio con el alcohol de gran calidad que allí se servía, y acompañados de la escandalosa labia de Herr Doctor, que no tenía pelos en la lengua por que las damas presentes no le dejaban. Dada la hora, el local estaba bastante vacío, por lo que pudieron hablar sin tapujos a pesar de las malas miradas de los que allí trabajaban, que si aguantaban al sinvergüenza del Doctor, era por la caja que hacía.

  Ganada la amistad del barbudo hombre, Albretch y Arty sacaron algunas cosas mas sobre la ciudad y los habitantes del palacio, siempre adornadas eso si, por la “peculiar” forma de hablar del tipo:

-La Princesa Katharina lo ponía triste y meláncolico, la moza parecía gustarle y dijo que era encantadora, hermosa y deseable, remarcando en sus propias palabras que “Toda princesa joven debería recibir una buena educación sexual”. Al parecer la Carabina la tenía atada en corto, pero incluso ella se suele pegar sus pequeñas juergas de vez en cuando. Si había interés en conocerla, lo mejor era acudir a la Fiesta del Jardín, en donde se reunirían todos aquellos que se consideran importantes en la ciudad.

-La opinión de Luigi sobre la Carabina era bien distinta, y sus palabras exactas para referirse a ella fueron “Vieja puta de chocho seco”.

-Sobre Al-Ulric mencionó que se le veía ansioso y agobiado por el palacio. Pensaba que ese hombre no era tan casto como se quería hacer creer, y se olía algo.  “Alguna en el palacio tiene el agujero que le hace eco. De meterla, y no rozar pared” mencionó al respecto. “Vamos… como tirar una salchicha a un pasillo”, apuntó Arty.

-Al mencionar el dato anterior, y salir las Damas de la Corte en la conversación, mencionó a Emmanuelle, una de ellas. Emmanuelle había rechazado sus proposiciones a pesar del dinero ofrecido por Luigi, y de los poderosos tónicos de virilidad que él mismo fabricaba, y con los que aseguraba que un hombre era capaz de partir nueces a golpes de “su herramienta”. Sobre las otras Damas de la Corte, solo podía decir que sabía que Kristen iba a casarse, pero no sabía con quién, y que Petra y Natasha eran unas zorronas a las que les había dado “todo el amor de sus pelotas” varias veces, y que de no ser por ellas, en el palacio todo serían caras rancias.

Un poco de maquillaje y una barba de pega,
y ya tenemos al candidato perfecto para el papel de Herr Doctor.

  A estas alturas de la función, quedó claro que el ritmo de bebercio de Luigi era demasiado para Albrecht y Arty. El primero ya estaba coloradete, y el segundo tenía dificultades para sincronizar vocales y consonantes en la misma palabra, de modo que  viendo que se les hacía tarde para su cita con Brendan Lou, ambos se despidieron como pudieron, y los dos bamboleantes humanos salieron del local rumbo a “La Perdición del Templario”, en donde conocieron a los amigos de Brendan, un pintoresco grupo de músicos, pintados y vestidos como los chimpancés del circo que se hacían llamar los “Kass”. Fueron ellos quienes por un precio bastante majo, les vendieron dos entradas para la final de la Snotbol, y les comentaron que “Los Orientales” parecían tener las de ganar, solo por si pensaban en darle a las apuestas.

   Con las entradas en la mano, la información sacada a Luigi, y una cogorza de espanto, los dos amigos se encaminaron al Gran Parque para reunirse con sus compañeros, no sin antes tener un encontronazo en la calle con todo un matador enano que casi les salta los empastes de un guantazo solo por estar en mitad de su camino. Los humanos, que además de ser muy diplomáticos tenían un gran aprecio a su salud dental, se apartaron dejando pasar  al murmurante matador que no dejó de mirarles mal hasta que desapareció por la calle, y con esas, los dos hombre terminaron llegando al Gran Parque, en donde ya había dado comienzo hacía bastantes horas la etílica Fiesta de la Cerveza, ebrio evento en donde todo aquel con escaso aprecio por su hígado era bienvenido, de modo que ninguno de nuestros indeseables protagonistas tuvo problemas para ser aceptado en tan selecto club.

4 comentarios:

  1. He de decir que me he emocionado sobremanera al leer esta entrada y recordar lo acontecido en la mesa :')

    ¡Qué grandes momentos! Jarra de birra que se consumía en el juego, jarra de birra que se consumía en la mesa xD

    Y aquel momento en el que dejé de interpretar a Arty y fui yo mismo, de fiesta con Herr Doctor. Sublime, apoteósico, una sensación irremplazable xDDDDDDDDD

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  2. La verdad es que tu capacidad para irte de fiesta es puro talento XD

    Y la de fiesta que queda por delante... Esta parte de la campaña vá a ser apoteósica XD

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  3. Jajajajaja es que ya he hecho muchas prácticas no remuneradas xDDDD

    Y sí, esta parte de la campaña va a terminar con nuestros hígados xDDDDDDD

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  4. Menuda cogorza de espanto se agarraron aquí los apañeros la primera tarde de los Carnavales. A alguno le duró un día entero la resaca. Tío majo el Luigi ese, pero peculiar un rato largo...

    El Maestro de la Caza resultó ser un hombre de lo más majete, muy cercano y simpático, cosa hasta extraña dada la fama de su raza.

    Leti:
    ¡Dioxxx! Hace ya tanto de esto que no recordaba todas las joyitas que soltó literales Herr Doktor en aquella fiesta privada con Al y Arty. Menuda jartá a reír aquel día. Esa partida fue realmente GRANDIOSA gracias a ese espléndido PNJ y a nuestro director que lo interpretaba tan bien que daba susto. Había momentos en que no sabíamos si quien hablaba era Luigi Pavarotti o Akrabu XDDDDD.

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