miércoles, 23 de enero de 2013

ACTO 17 (Vol. 2)

  Seguimos con la narración de Karin sobre los primeros días de estancia en la Ciudad del Lobo Blanco, en los que además de hacer las primeras averiguaciones sobre quién corta el bacalao en la ciudad de cara a descubrir al heredero Wittgenstein, pasaron mas hambre que el perro de un ciego a causa del tradicional ayuno previo al Carnaval Middenheimes.

"Tengo mas hambre que un halfling el día antes del Carnaval de Middenheim" (Igor)

  Continua Karin...

  A media tarde del 21 de Sommerzeit, víspera del comienzo del Carnaval, los hermanos Villaverde y Arty fuimos a “El Foso” bajo un sol primaveral abrasador. Al llegar nos encontramos la taberna bastante llena, y en donde, al ser un lugar lleno de temerarios y rebeldes sin causa que desafían a la ley, la camarera nos sirvió unos vinitos en lugar del agua embarrada y después nos indicó quién era Bruno (a partir de ahora “El camello de Viktor”). Tras una corta conversación con él, nuestro halfling se hizo con unas cuantas dosis de la llamada “hierba de Mary Jane” con la intención de usarlas para calmar sus constantes dolores de cabeza.

La receta médica le sentó de puta madre a nuestro respetable halfling.
  Por su parte Magmar aprovechó el rato para acercarse a las oficinas del Gremio de Ingenieros enanos, situado cerca de la Capilla de Grungni, que está bajo tierra. Aunque éstas estaban cerradas a causa del día que era, pudo  entablar conversación con 3 enanos pertenecientes al gremio, que se alegraron mucho de conocer a un nacido en Barak Varr. Uno de ellos llamado Deninn se ofreció a mostrar a Magmar cosas del Gremio cuando diera comienzo la semana, pues pese a las fiestas las oficinas abrirían como cada Lunes ( o cada Wellentag).

  Tras esto nos juntamos de nuevo todos, excepto Albretch, en el Gran Parque y nos acercamos a las Oficinas de “Inmigración” pero estaban cerradas también. Sin embargo, el paseo nos sirvió para cotillear por el barrio con un herrero humano que nos informó de quiénes eran los 3 Jueces Supremos, quienes dictan las leyes que luego el Graf se encarga de aceptar o no: Reiner Ehrlich, Joachin Hoflich y Karl Heinz Wassmeier.

  Y, mientras tanto, Albretch decidió pasar la tarde en el Templo de Sigmar, el único templo de la ciudad que se encuentra más apartado, pero que no por ello deja de ser ostentoso y bonito.

  Al descubrió que en dicho templo rezan muchos de los militares y funcionarios de la ciudad.Durante su visita conoció a un jóven sacerdote llamado Cort que accedió a instruir a nuestro artista si creía que la fe había llamado a su puerta, y le contó que estaban teniendo algunos problemas de nuevo con los ulritas por culpa de los “Hijos de Ulric”.

  Tras una pobre cena nos acercamos ya todos juntos al cementerio, en el Parque de Morr para nuestra reunión con Kurt, que nos hizo esperar un rato y después nos llevó a “La Rata Ahogada”, un antro de mala muerte en el Distrito de la Puerta Este, lleno de mafiosos.

   Una vez allí el borracho de Kurt nos guió hacia Josef, un cuarentón medianamente bien vestido, de aspecto nervioso y mirada astuta que esperaba en una mesa vacía. Y comenzó nuestra pequeña y particular investigación a base de golpe de corona de oro:

Y el grupo pareció verse frente a una de estas:
Soltando moneda tras moneda esperando el premio gordo.

- En Middenheim no son los mismos quiénes dictan las leyes que quiénes las SUGIEREN.
- El juglar de la Corte no está detrás de los impuestos: aunque no le caigan bien los enanos no le parece algo justo.
- No conoce a nuestro buscado Gothard Wittgenstein.
- Los militares (Los Mariscales Generales) no influyen sobre el Graf.
- El Caballero Eterno más de lo mismo, solo sirve como figura simbólica para la ciudad.

   Y como colofón (previo pago de mucho mas dinero) dos noticias de las gordas, de las que harían babear a todo el equipo de “Sálvame”, y con las que tenemos que tener especial cuidado de a quién se las contamos o delante de quién las comentamos:

- Se ha visto a Al Ulric saliendo de las habitaciones de las Damas de la Corte a altas horas de la noche,cosa muy sospechosa debido a su celibato como Sacerdote Ulrita que es.
- El mismo día que se impusieron los famosos 3 impuestos se vió saliendo del Palacio del Graf al Juez Supremo Ehrlich muy enfadado. Y todo ello coincide con un sospechoso ataque de depresión de dicho Juez que le tiene encerrado en casa desde entonces.

  Con más sustos de lo recomendable en el cuerpo nos marchamos a intentar dormir y descansar de cara al ajetreado Carnaval que comenzaba. Pero al llegar al Parque junto a los carromatos, la cuadrilla de gitanos tenía un buen fiestón montado, al que nos quedamos para tratar de divertirnos un rato.

  Y sobre todo hubo alguien que se lo pasó mejor que el resto: Renata, la gitana que nos prestó el carromato aprovechó el desmadre para agarrar a Albretch por banda y sacarlo a bailotear, inventando de paso el “perreo” en el Viejo Mundo. Perreo que, por supuesto, terminó en fiesta privada en el carro mientras al resto no nos quedaba más remedio que seguir en la fiesta gitana un rato más, y esperar en la gorrina calle a que libraran el picadero.

Durante la fiesta la cosa se puso reálmente dura para el pobre Albretch.

1 comentario:

  1. Lo del Juez Supremo Ehrlich y la repentina depresión que lo recluye en casa me da muy mala espina. Creo que esa casa EXIGE una visita de la menda, a ver qué saco en claro con mis artes de ladronzuela...

    Aquella noche fue muuuy larga. Como para echar a la parejita del carromato estábamos.
    Mucho decir que quiere seguir el camino de la fé pero no desperdició la oportunidad de probar lo que el celibato le va a prohibir, jijiji.

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