viernes, 31 de mayo de 2013

ACTO 19 (Vol. 1)



  Amanecía el segundo día de Carnaval en Middenheim, y aunque todavía quedaban días por delante, no había que dormirse en los laureles, que estaban allí por trabajo y no por vicio, aunque lo aparentaran muy mal. De modo que al canto del galloflauta, se pusieron al tajo en aquel bonito segundo día.

  23 de Sommerzeit

  El grupo comenzó la mañana como ya era habitual para ellos desde su llegada: pagando ar Chacho Migué, no fueran a ser objetivo de la justicia gitana por no cumplir con el trato que hicieron.

  Despues de ello y tras un buen desayuno, se dirigieron a la Plaza de los Marciales para que Magmar hiciera su particular desafío al Campeón, a ver si había suerte esta vez. Todos excepto Arty, cuyo organismo no parecía soportar bien el alcohol, y tras los excesos de universitario del día anterior, digamos que se encontraba indispuesto en la cama vaciando el contenido de su estómago en varias palanganas.

Representación gráfica del estado anímico del bueno de Arty en aquella bonita mañana.

  El paseo matutino no estuvo carente de percances, y fueron testigos de la picaresca del lugar en la forma de un chavalillo que le robaba mercado a Karin. Literálmente. El pilluelo apareció por las calles perseguido por un orondo halfling que pedía auxilio para atrapar al ladrón que acababa de afanarle un pastel de su comercio, y que esquivaba transeúntes en la huida llendo derecho a nuestro grupo, que ni corto ni perezoso se ofreció a ayudar, interponiéndose en la huida del chiquillo, y descubriendo para su sorpresa, que era el mismo que les vendió en la entrada de Middenheim los programas de fiesta, que mas tarde resultaron ser gratuitos y de acceso a todo el pueblo en las oficinas públicas pertinentes.

  Sin embargo, ante la llegada del dueño del pastel y reconociendo a sus captores, el pícaro rufián, no hizo otra cosa que pegarle un mordisco al suculento dulce, y endilgarle su pago a nuestros protagonistas con una ancha sonrisa, y diciendo que “sus amigos lo pagarían”. Con la gentileza y caballerosidad que caracteriza a nuestro grupo, estos respondieron a ello que “tu tía lo vá a pagar”, y ya la tuvimos liada cuando el halfling llamando a la guardia agarró de la oreja al chaval que comenzó a gritar, arremolinando a la gente alrededor a causa de  la escandalera, en un momento de caos general que el pilluelo aprovechó para zafarse con un sonoro pisotón al descalzo halfling, y salir corriendo por una callejuela, terminando así con el encuentro cuando el halfling también desapareció saltando a la pata coja en pos del pastelero rufián. Tras el suceso, el grupo continuo con el paseo no sin percatarse que desde calles aledañas, un nutrido grupo de chavales de la misma edad y pintas de zarrapastroso que el protagonista del encontronazo, los miraba de muy malas maneras antes de desaparecer de la vista entre el gentío.

¡eSOOs MoReNikhoS dEl BaRriO SaAN KedADo con VuesTRAS Karas!
  Finálmente llegaron a la Plaza de los Marciales, para encontrarse con la misma expectación que el día anterior. Allí se les unieron los mismos fans de Magmar que tan convencidos parecían estar de que el manco enano sería el siguiente Campeón del Graf, y entre vítores y aplausos, todos los presentes al evento, esperaron impacientes al resultado del sorteo para saber quienes serían los candidatos, y comenzar con las apuestas. Durante el proceso, el grupo pudo echar un vistazo a los asistentes, quedando claro que había algo menos de gente que el día anterior, seguramente por la coincidencia en horario con otros eventos del carnaval. También observaron la asistencia entre los VIP-s de un individuo al que no habían fichado, y preguntando supieron que se trataba del tercero de los mariscales: Maximilian Von Genscher, un intimidante hombre gigantesco de unos 2 metros de altura y portentosa musculatura, que destacaba más aún que el pomposo Caballero Eterno, que palidecía a su lado.

  Para alegría y sorpresa de todos, en esta segunda ocasión Magmar salió afortunado en el sorteo (aunque mas tarde su magullado cuerpo no opinaría lo mismo), junto a otro musculado tipo de nombre Konrado. Siendo el enano el primero en combatir contra Dieter, se procedió a iniciar el duelo tras armar a ambos contendientes según las reglas del torneo, y así comenzó el combate.

  El duelo no estuvo carente de tensión ante la brutal profesionalidad guerrera de ambos contendientes, pero Dieter dio muestra del mismo síntoma del día anterior: apatía en el combate. Una apatía cuyo motivo pronto quedó claro comentando el enfrentamiento con dos viejales que opinaban sobre las “jugadas” del evento, y que mencionaron que se sabía de las intenciones de Dieter de casarse con Kristen, una de las Damas de la Corte, y formar familia y una nueva vida lejos del palacio con el dinero ganado en todos sus años al servicio del Graf. Visto así, el grupo podía pensar que Dieter no se esforzaría mucho por mantenerse en el puesto, pero el hombre, que profesional era un rato largo, dio buena cuenta de nuestro amigo Magmar a pesar de hacerlo sin ganas. El enano se las vió y deseo ante la evidente superioridad marcial de Dieter, quien le arreó unos paellazos y sartenazos que le dolieron hasta a sus ancestros. El enano vió su armadura destrozada, su arma rota, y sus dientes marchándose de viaje a Kislev, y aguantó el tipo como pudo, pero llegado el momento prefirió una honrosa retirada, que una convalecencia en la UCI Shallyana mas cercana, de modo que tirando la toalla, por su parte dio por zanjado el combate dejando paso al siguiente candidato, que no le llegaba la camisa al cuello tras lo visto.

El último argumento esgrimido por Dieter en aquel intercambio de pareceres,
dejó las cosas claras a nuestro enano sobre quien tenía que quedarse con el puesto de campeón.

  La gente aplaudió efusivamente por el honor guerrero demostrado en el combate por ambos, ante cosas como la humildad del enano por saber reconocer a un claro superior, o la caballerosidad de Dieter al dejarlo cambiar de arma cuando esta se le quebró a Magmar, y la alegría fue general entre los fans del enano, que debían de ser seguidores del blog e imaginarse cómo acabaría todo, por que ante la sorpresa del grupo, los muy pillos habían apostado en su contra tras convencer a todos de que ganaría, y se habían forrado. Ni que decir tiene que ahora el resto de apostantes tenían unas ganas terribles de hacer cobrar a Magmar en especias de mano abierta, lo que ellos no habían cobrado en monedas, y se precisaba de una retirada a tiempo del lugar, por lo que el grupo se llevo a un maltrecho Magmar de allí, rumbo al Gran Parque, para hacer la comida del mediodía, repasar los planes del resto del día y reencontrarse con el resacoso Arty.

domingo, 26 de mayo de 2013

ACTO 18 (Vol.3)



  El día tocaba a su fín y había que despedirlo en condiciones, de modo que como ya se dijo en la anterior entrada, nuestros protagonistas terminaron por reunirse en el Festival de La Cerveza de Middenheim, y es que tal como la cabra tira al monte, el beodo tira al bar. Una buena forma de acabar el día, para qué negarlo.

  Adelante con la entrada.

22 de Sommerzeit. Noche.

  Poco a poco, todo el grupo fue reuniéndose en torno al barril de 12 litros de cerveza que compraron, y que aprovecharon para usar a modo de improvisada mesa acercando al mismo las banquetas. Así fue cómo se pusieron al corriente de todo lo que habían averiguado a lo largo del día, incluida la recaudación del mismo, ya que tras el Torneo de Tiro con Arco, los dos halflings no se mantuvieron ociosos y aprovecharon el resto de la tarde ganándose unas coronas por la ciudad de cara a pagar a los papones gitanos, y a la sustanciosa deuda con la hacienda de la ciudad que tenían (que aquel agujero fiscal competía en diámetro con el de la entrepierna de las Damas de la Corte, todo sea dicho). Asi que Viktor, con ayuda de su hermana Karin, había conseguido ganarse el favor de la gente de la calle ejerciendo su talento como narrador, y creando algo de fama con su buen hacer ante la concurrencia que lo vió actuar, y esperaba ganar mas en próximas actuaciones a pie de calle.

  Magmar por su lado, también había hecho sus propias pesquisas después de los Desafíos al Campeón, y sin soltar una sola hostia para pasmo y sorpresa de los presentes. Como bien contó jarra de cerveza en mano, se presentó en el Gremio de Ingenieros enanos de la ciudad acudiendo a la cita de aquellos enanos con los que había hablado el día antes, y el propio Dennin lo recibió con agrado llevándolo de visita por los talleres en los que se construían armas, además de todo lo necesario para los edificios que también levantaban en la ciudad, la mayoría de veces sobre otros ya en ruinas, o como ampliación de los que estaban en buen estado, dada la problemática de falta de espacio en Middenheim. Dennin le informó de que los enanos iban a presentar una queja al Graf por el injusto impuesto de las narices que tenía a todo el mundo alborotado, y se quejaba de llevar desde siempre en la ciudad, ayudando en la misma a los humanos, y que aún no hubieran recibido ni un solo voto en las decisiones importantes del gobierno de Middenheim. Como todo buen enano no soportaba a los elfos, y ante su mención dedicó 10 minutos a poner a parir a Rayane y Alavandrel, especiálmente al primero. La visita no se quedó solo en eso, y según dijo Magmar a sus compañeros, tenía cita con Dennin para tres días mas adelante con el fín de disfrutar juntos de los Coros Enanos que actuarían ese día a las 15:00.

  Al parecer el día había sido de lo mas fructífero, de modo que no teniendo otra cosa para hacer, decidieron invertir las horas que quedaban antes de dormir en beber como cerdos, ya que pocas alegrías mas podían esperar de la vida dado su curriculum. Y a ello que procedieron, disfrutando de un merecido descanso entre litros y litros de la cerveza del festival como si no hubiera mañana, aunque alguno pudiera lamentarse al día siguiente una vez volvieran al carromato a dormir la mona para despedirse del día.

                                                 Habrá que dejarles emborracharse. Para una cosa que saben hacer bien...

  Durante el evento cervecero entablaron amistosa conversación con un grupo de universitarios de la ciudad sentados cerca de ellos, descubriendo así el nombre de la ayudante del Gran Hechicero de Middenheim, una tal Hanna Ebberhauer. Además, también supieron que la opinión general de los ciudadanos de Middenheim era que el Canciller Sparsam se estaba guardando en casa todo el dinero de la recaudación de los impuestos, lo que a ojos de los PJ-s lo convertía en todo un político.

  Sin embargo, el evento era lo suficientemente interesante como para llamar al interés de auténticas personalidades de la ciudad además de a borrachos indecentes como nuestros protagonistas, y por allí pululaban algunas ilustres eminencias bien rodeadas de guardias a las que no se pudieron ni acercar. A quienes si que se acercaron acompañándoles a la mesa fue a los dos elfos de la corte y al Campeón del Graf, que se mantenían distanciados del remilgo de los cortesanos, bebiendo y celebrando la fiesta en medio de todo el sarao montado por el pueblo llano, y donde se les veía mucho mas a gusto.

  Bebiendo junto a Rayane, Allavandrel y Dieter, hicieron mas migas con ellos, y Viktor y Karin lograron que el juglar se interesara por el oficio y talento de Hansel Gretenstein (LOL) y su compañía de la Pala Aulladora, y Magmar se presentó formalmente a Dieter, viendo que se trataba de todo un hombre de honor. Fue en ese momento en el que hizo aparición el juerguista de Pavarotti armando escandalera a su paso y fijando todas las miradas en el. A su paso cerca de la mesa en la que se encontraban nuestros protagonistas, intercambió algunas palabras con el grupo a su manera peculiar, llamando “mingafrías” en su tono jocoso y bacilón a los elfos antes de dirigirse a las mesas custodiadas por guardias en los que se hallaban los VIP-s del lugar. La aparición de Herr Doctor provocó comentarios acerca de su oronda persona, y mientras que el juglar opinaba que en el fondo era un buen tipo del que sencillamente la gente hablaba mal por sus excesos, el Campeón del Graf decía que pese a todo lo malo que se pudiera decir de su persona, no se podía negar que era todo un profesional en lo suyo, y uno de los buenos, tal y como lo confirmaba su trabajo tratando al Barón Stefan, hijo del Graf, quien había mejorado sustancialmente tras la llegada de Pavarotti. Añadieron que Luigi aparecería en la Fiesta del Jardín por mucho que les hubiera dicho que no asistiría. Por muy poco que le gustara el decoro y remilgo del palacio, el alcohol y el desenfreno le podían, y aún mas el bebercio gratuito, por lo que podían contar que acabaría asistiendo para montar algún espectáculo de los suyos. Evidentemente, la mención de la Fiesta del Jardín provocó que nuestros protagonistas preguntaran por el modo de acceder a ella, algo que solo ocurriría de una forma, recibiendo una invitación del palacio, o de cualquiera lo suficientemente importante del mismo con competencia para hacerlo. Ante la insistencia, Dieter comentó que invitar a extranjeros podía no ser una buena idea, y los elfos le insistieron en que tenía que darles una oportunidad, oportunidad que llegó cuando Viktor, alias Hansel Gretenstein,  decidió mostrar su talento frente a todo el mundo, contando allí mismo y subido a la mesa, la historia de La Ciudad Plateada, con el acompañamiento de laud improvisado del propio Rayane. Una narración acompañada en la mesa de juego con la majestuosa interpretación del jugador que lleva a Viktor. Martin Freeman, muérete de envidia.

Oídme, habitantes del Viejo Mundo, acercáos...
Elfos, humanos, halflings y enanos...
Visitantes del carnaval... Ciudadanos de Middenheim.
Escuchad las leyendas de Hansel Gretelstein...
Decidme, oh, agradables espectadores, ¿Habéis oído hablar de la leyenda de
La Ciudad Plateada?
...Una antigua leyenda que narra el auge y caida de una ciudad erigida en el resplandor del metal de Mannslieb...
  La actuación fue todo un éxito, logrando silenciar muchas mesas de alrededor que prestaron atención a la triste historia, y la fama de la Compañía de la Pala Aulladora creció un poquito mas, además de lograr la aprobación de los tres amigos de la corte allí presentes, que quedaron fascinados con el talento de narrador de Viktor/Hansel, y no dudaron en decidir que sí, que su presencia sería muy valorada en la Fiesta del Jardín, por lo que Viktor y Karin fueron invitados a asistir.

  Y como la noche no daba para mas, y el alcohol en sangre empezaba a alcanzar unas cantidades alarmantemente peligrosas, como era el caso de Arty que había caído inconsciente encima de su propio vómito un buen rato antes de la narración de Viktor, todos a una decidieron que ya era hora de despedir el día y marchar para el carromato, que para ser el primer día de la semana del carnaval la cosa había cundido y no estaban para quejarse. De modo que todos apuraron sus jarras salvo Magmar, que lo que apuró fue directamente el barril, y ayudando a andar a Arty, se alejaron rumbo al carromato con la sana intención de dormir la mona.

domingo, 12 de mayo de 2013

ACTO 18 (Vol.2)

  La fama no le venía por nada al Carnaval de Middenheim, y para la mitad del primer día, aquello ya era todo un despiporre. Nuestros protagonistas se preguntaban si sus respectivos hígados llegarían al final de la semana, y si les quedaría algo por hacer para la fiesta de fín de año.

  Durante sus peripecias en el primer día comenzaron a conocer a algunas de las personalidades de la ciudad de cara a avanzar en sus pesquisas, y fueron a dar con las mejores compañías. Bueno, según cómo se mire, claro, por que a partir de cierto momento la mesa de juego pasó a no ser apta para menores de edad. Ya os avisaremos para que acosteis a los mas pequeños a medida que avance la entrada de hoy.

  Adelante con ella.

22 de Sommerzeit. Mediodía.

  La comida del mediodía fue otro gran lujo del que disfrutaron prácticamente llorando de emoción. Durante sus peripecias desde que se conocieron, pocas ocasiones habían tenido de hartarse a comer como gorrinos, y mientras lo hacían, además de poner en común lo averiguado, planificaron el resto del día.

  Tras hartarse a comer lo comprado en el mercado aquella misma mañana, Viktor y Karin se dirigieron al Torneo de Tiro con Arco, un evento organizado también en la Plaza de Los Marciales, aunque no tan espectacular y concurrido como los Desafios al Campeón, pero bastante mas relajado y amistoso. Allí, una vez inscritos los dos halflings fueron equipados por la organización con los arcos de competición que se utilizarían en el evento, y ambos pudieron atisbar entre los asistentes al Maestro de la Caza Allavandrel Fanmaris de charleta con un grupo de elfos, vestido con pieles y atuendos de montaraz, muy alejado de los arquetipos nobles y élficos, que contrastaba con el del Campeón Eterno de Middenheim, que también pajareaba por la zona exibiendo sonrisa Profident, y pelo Pantene.

  El ambiente fue relajado, y la competición muy amistosa. Resultando vencedor del primer día un elfo que los halflings no conocían y que fue muy capaz para sorpresa de todos, de hacer sombra al mismo Allavandrel. El propio ambiente festivo y relajado propició un acercamiento al Maestro de la Caza, que los dos halflings aprovecharon para hacer migas con él, y poder informarse de algunas cosillas, como que estaba en el cargo desde hacía unos 30 años, pero que llegó a Middenheim haría unos 50, o que no le agradaba nada el ambiente del palacio y que prefería salir de marcheta con sus amigos Dieter (El Campeón Judicial del Graf), y Rallane (El juglar élfico de la corte). Viktor y Karin se mostraron alegres y lograron hacerse con la amistad del simpático y amigable elfo, que estaba lejos de la altanería característica de los de su raza, mostrándose de lo mas campechano, y que incluso les llegó a decir que su amigo juglar estaría encantado de escuchar todas las historias acerca de sus viajes por el Viejo Mundo. Acordando quedar en algún momento del Carnaval para pasar un rato relajados con buen vino, los dos halflings se despidieron del elfo, y marcharon de allí tras el desestresante campeonato de tiro con Arco.

No nos riamos del pobre Allavandrel.
La Diana se veía bien, y ni siquiera un elfo haría blanco con dicha distracción.

  Y mientras tanto, Albrecht y Arty se las veían con otro tipo de ambiente, bastante mas elitista y pijo para que negarlo. A los dos humanos les había tocado ir a la Real Escuela de Música, a ver lo que se cocía por allí. El lugar estaba abarrotado de gente adinerada, y la presencia de la guardia era abrumadora, pero pronto quedó claro que no era ese el único motivo, ya que pudieron comprobar de primera mano que la mismísima Princesa Katharina, acompañada de su Carabina y de dos Damas de la corte acudieron a los conciertos que se iban a dar allí. Fue entonces cuando apreciaron que como su cuidadora que era, la vieja Carabina miraba muy mal a todo el mundo desde el palco de honor que ocupaban, pero mucho mas a alguien sentado al otro lado del palco. Concretamente a un escándaloso, orondo y barbudo tipo, acompañado de dos mujeres vestidas como furcias de lujo, y que no tenía ningún reparo en asistir al evento copa en mano. Las pintas del susodicho gambitero no dejaban lugar a dudas, y tenía que tratarse de Herr Doctor Luigi Pavarotti, el médico que asistía al hijo del Graf y del que tanto habían oído hablar.

  Las actuaciones fueron magistrales, aunque alguno acostumbrado a ambientes más frenéticos llegó a dormirse, y todo el mundo aplaudió. La estrella del espectáculo, el juglar de la Corte, no salió hasta el final, y se desmarcó en su actuación cantando historias populares del pueblo llano, en lugar de las épicas gestas Ulritas que trataron el resto de artistas.

  Terminado el evento, todo el mundo fue dejando el edificio poco a poco, y Albrecht y Arty notaron la ausencia de las damas que tanto revuelo habían montado en la llegada, suponiendo que marcharían antes del final para no tener problemas con la marabunta de gente de la salida, sin embargo, aún estaban a tiempo de pillar a Herr Doctor, que se entretenía metiendo mano a las dotes artísticas de sus acompañantes, por lo que se apresuraron a salir antes que él, para cortarle la entrada a la salida, momento en el que vieron aparecer en el edificio al Maestro de La Caza, apurado y corriendo llegaba al término de las actuaciones, y desapareció por la puerta de acceso a los camerinos de los artistas.

  Apenas habían presenciado la llegada de Alavandrell, cuando Luigi apareció bajando las escaleras y montando su espectáculo con las dos damas que lo acompañaban y que no tenían ningún reparo en que sus preciosas nalgas fueran férreamente cogidas por las manos del experto Doctor. Asi pues, y aprovechándose de su fama de fiestero y juerguista, Arty le salió al paso, y haciéndose pasar por alguien de sus mismos intereses de ocio y llamado por la curiosidad ante la fama del buen Doctor, logró hacer migas con Herr Pavarotti, y que este se los llevara de fiesta.

Ahora, ahora es cuando teneis que acostar a los más pequeños.
No digáis que no os avisamos.
  Así pues, los dos compañeros terminaron frente a “La Luna Cantarina” llevados de la mano de Luigi. Pudieron así tener acceso gracias a su guía, al lugar en el que antes habían tenido vetada la entrada, previo pago de la misma claro, y entre sus paredes pudieron darle al buen bebercio con el alcohol de gran calidad que allí se servía, y acompañados de la escandalosa labia de Herr Doctor, que no tenía pelos en la lengua por que las damas presentes no le dejaban. Dada la hora, el local estaba bastante vacío, por lo que pudieron hablar sin tapujos a pesar de las malas miradas de los que allí trabajaban, que si aguantaban al sinvergüenza del Doctor, era por la caja que hacía.

  Ganada la amistad del barbudo hombre, Albretch y Arty sacaron algunas cosas mas sobre la ciudad y los habitantes del palacio, siempre adornadas eso si, por la “peculiar” forma de hablar del tipo:

-La Princesa Katharina lo ponía triste y meláncolico, la moza parecía gustarle y dijo que era encantadora, hermosa y deseable, remarcando en sus propias palabras que “Toda princesa joven debería recibir una buena educación sexual”. Al parecer la Carabina la tenía atada en corto, pero incluso ella se suele pegar sus pequeñas juergas de vez en cuando. Si había interés en conocerla, lo mejor era acudir a la Fiesta del Jardín, en donde se reunirían todos aquellos que se consideran importantes en la ciudad.

-La opinión de Luigi sobre la Carabina era bien distinta, y sus palabras exactas para referirse a ella fueron “Vieja puta de chocho seco”.

-Sobre Al-Ulric mencionó que se le veía ansioso y agobiado por el palacio. Pensaba que ese hombre no era tan casto como se quería hacer creer, y se olía algo.  “Alguna en el palacio tiene el agujero que le hace eco. De meterla, y no rozar pared” mencionó al respecto. “Vamos… como tirar una salchicha a un pasillo”, apuntó Arty.

-Al mencionar el dato anterior, y salir las Damas de la Corte en la conversación, mencionó a Emmanuelle, una de ellas. Emmanuelle había rechazado sus proposiciones a pesar del dinero ofrecido por Luigi, y de los poderosos tónicos de virilidad que él mismo fabricaba, y con los que aseguraba que un hombre era capaz de partir nueces a golpes de “su herramienta”. Sobre las otras Damas de la Corte, solo podía decir que sabía que Kristen iba a casarse, pero no sabía con quién, y que Petra y Natasha eran unas zorronas a las que les había dado “todo el amor de sus pelotas” varias veces, y que de no ser por ellas, en el palacio todo serían caras rancias.

Un poco de maquillaje y una barba de pega,
y ya tenemos al candidato perfecto para el papel de Herr Doctor.

  A estas alturas de la función, quedó claro que el ritmo de bebercio de Luigi era demasiado para Albrecht y Arty. El primero ya estaba coloradete, y el segundo tenía dificultades para sincronizar vocales y consonantes en la misma palabra, de modo que  viendo que se les hacía tarde para su cita con Brendan Lou, ambos se despidieron como pudieron, y los dos bamboleantes humanos salieron del local rumbo a “La Perdición del Templario”, en donde conocieron a los amigos de Brendan, un pintoresco grupo de músicos, pintados y vestidos como los chimpancés del circo que se hacían llamar los “Kass”. Fueron ellos quienes por un precio bastante majo, les vendieron dos entradas para la final de la Snotbol, y les comentaron que “Los Orientales” parecían tener las de ganar, solo por si pensaban en darle a las apuestas.

   Con las entradas en la mano, la información sacada a Luigi, y una cogorza de espanto, los dos amigos se encaminaron al Gran Parque para reunirse con sus compañeros, no sin antes tener un encontronazo en la calle con todo un matador enano que casi les salta los empastes de un guantazo solo por estar en mitad de su camino. Los humanos, que además de ser muy diplomáticos tenían un gran aprecio a su salud dental, se apartaron dejando pasar  al murmurante matador que no dejó de mirarles mal hasta que desapareció por la calle, y con esas, los dos hombre terminaron llegando al Gran Parque, en donde ya había dado comienzo hacía bastantes horas la etílica Fiesta de la Cerveza, ebrio evento en donde todo aquel con escaso aprecio por su hígado era bienvenido, de modo que ninguno de nuestros indeseables protagonistas tuvo problemas para ser aceptado en tan selecto club.

sábado, 4 de mayo de 2013

ACTO 18 (Vol.1)



  Tras el fiestorro Erasmus del día anterior y con mas ojeras que orejas, nuestros decadentes héroes despertaron un bonito día de Sommerzeit en la ya carnavalera ciudad de Middenheim.

  Había llegado la tan esperada fiesta y daba comienzo en aquel primer día, por lo que no había que remolonear y tocaba ponerse a la tarea cuanto antes. Cuantas más horas estuvieran despiertos, de mas horas de cogorza y desenfreno podrían disfrutar, y de paso, pues igual lograban hacer algo para evitar el fín del mundo, o aprobar los exámenes de pura chorra. Esta juventud, que vá tó loca.

  22 de Sommerzeit

  Con un buen madrugón y todo el día por delante, lo mejor era comer en condiciones que ya tocaba pasar de los frutos secos y tirar de lujo ahora que empezaba el carnaval, y ya no había ayuno de por medio. Así que después de ponerse hasta las trancas y comer como si no hubiera mañana, cosa muy posible dada la vida de temerarios que llevaban, el grupo se puso en marcha. Primero haciendo la correspondiente visita a los papones del clan gitano para pagar lo que tocaba del día, y marchando después al mercado principal de la ciudad para hacerse con el mejor género de cara a pasar la semana.

  A primera hora en el mercado uno solo se puede encontrar una cosa: señoras. Señoras madrugadoras que harían temblar a un paladín de Khorne por ese cordero de primera que solo se lo arrebatarían de sus frías manos muertas. Un problema para el grupo si querían llevarse el mejor género del día, pero una suculenta fuente de información si añadimos a los comerciantes al caldo de cotilleos que supone un ejército de señoras desatadas en el mercado.

En estas situaciones, a ver quién es el guapo que intenta colarse el turno para llevarse el mejor cordero.

  Así es como se enteraron de que si querían trabajo, era mejor no intentarlo en la milica, ya que Schutzmann, uno de los 3 Mariscales de la ciudad, ya había surtido con unos 400 hombres del ejército a la guardia de la ciudad para reforzar la seguridad durante el carnaval, e iban bastante sobrados de efectivos para mantener la seguridad en las calles. Algo muy a tener en cuenta por las manos amigas de lo ajeno de Karin.

  Echas las compritas, tocó vuelta al carromato, organización de la nevera, y ponerse al lío de verdad.

  Arty y Viktor se acercaron al gremio de letrados a investigar. Tras una soporífera espera en la que dos funcionarios mostraron estar tremendamente atareados con su estresante labor de leer el diario local (la imprenta, ese gran invento, estaba revolucionando las calles y causando muchos altercados a causa de huelgas de escribas), humano y halfling fueron atendidos, no sin antes echarle un ojo a la estresante lectura de quienes los habían recibido, pudiendo leer varias noticias de interés:

-El Maestro de la Caza del Graf se jactaba de ir a ganar otro año mas el premio de la competición de Tiro con Arco, aunque mencionaba que compartiría el premio gustosamente con quien quedara segundo.

-El Graf Boris había despedido a su cartógrafo jefe por borrar un pueblo de los mapas oficiales y sustituirlo por unas colinas.

  Y la más gorda que dejo a los dos compañeros de peripecias con el pelo patrás de puro espanto, por sus peliagudas implicaciones:

-El estado del Emperador Karl Franz parecía ser crítico. Se estaba trabajando con magos para tratar de sanar su enfermedad y saber qué le pasaba, y había un gran descontento en la capital (Altdorf), por que no había nadie al mando y dicho malestar se estaba expandiendo por las provincias del Imperio

  Tras una larga espera, les hicieron pasar a las oficinas donde otro funcionario atendió las peticiones de información de los dos aventureros, entre hombres de pasadas eras como él, de enorme barba, y no menos enorme sordera, pero bastante mas eficientes en sus labores de funcionariado que las jóvenes promesas del recibidor del edificio.

En la imagen uno de los funcionarios recién incorporados, cuadrando afanósamente números en la base de datos.

  Fue así como Arty y Viktor pudieron enterarse un poco mas del funcionamiento de las cosas en Middenheim, a saber:

-El Graf es ayudado por el Canciller (que se encarga de las finanzas), y los  3 Jueces Supremos. También hace caso a los Ulritas y al gremio de mercaderes. Los Jueces Supremos aprueban las leyes por unanimidad, y si uno de ellos no está de acuerdo, no se suele dar a conocer quien. Eso sí, la última decisión para aprobar cualquier cosa es del Graf, pues suyo es el poder absoluto de la ciudad.

-Los 3 impuestos de la discordia fueron puestos en marcha hacía más o menos un mes; el primer pago se debería realizar justo después del carnaval.

-También sacaron el nombre del presidente de Comercio, Industria e Impuestos, que es el mismo que el presidente del Gremio de Mercaderes: Chester Goebbels.

  Con todo esto descubierto, Arty y Viktor dieron por finalizada su visita al Gremio de Letrados, y marcharon con viento fresco a reunirse con los otros, que no habían perdido el tiempo dándole al fiestorro ni ná, ya que se habían dirigido ni mas ni menos que al evento de los Desafío al Campeón del Graf, a probar suerte con el enano. De modo que, Magmar, Albretch y Karin se reunirían con ellos en el carromato a la hora de comer tras dicho evento.

  Así pues, mientras que Arty y Viktor se exasperaban con la eficacia funcionarial de la ciudad, el resto de la pandilla se dirigía a la Plaza de los Marciales, caminando junto al torrente de gente que ya abarrotaba la ciudad, muchos de ellos rumbo al mismo evento. Durante el paseo, nuestros protagonistas aprovecharon para darle a la labia y ganarse el favor del público, por lo que Magmar pronto tuvo a una legión de seguidores que coreaba su victoria frente al campeón del Graf, tarea ardua pues no solo consistía en vencer a Dieter, si no también al resto de candidatos. Y entre todo este jaleo de hurras por Magmar, Karin que no se podía estar quieta, pues se dedicó a hacer de las suyas claro. La ocasión era propicia, y no tuvo ningún reparo en echarle mano a la triste bolsa de un clérigo de Morr despistado, que pedía a gritos un poco del cariño de Karin.

  La llegada de los tres compañeros al lugar en el que se celebrarían los desafíos al Campeón armó un buen revuelo entre el gentío allí reunido, dado el alboroto de los inesperados fans que veían en el enano la posibilidad de una buena ganancia en apuestas, pero esto no amilanó a los otros candidatos que ya hacían cola para inscribirse, y cuyas pintas estaban a medio camino entre luchadores del Wrestling, y sicarios rumanos.

Vamos, que era gente muy preparada para debatir mediante razonables argumentos a mano abierta, acero toledano, o martillo picapedrero, quién era el mejor candidato a Campeón del Graff.
  En la plaza ya estaba todo preparado, y allí pudieron ver congregadas algunas de las celebridades de la ciudad además de a los jueces y escribas del evento: Los Mariscales Ulrich Schutzmann y Johan Schwermutt, unas auténticas bestias de la batalla por su enorme corpulencia embutida en armaduras de placas. El pomposo Caballero Eterno Siegfried representante de la ciudad y el Culto a Ulric, y Petra Liebkosen una de las bellísimas Damas de La Corte. Y por supuesto, el Campeón del Graff Dieter, quien supieron por la gente allí congregada para ver el espectáculo, llevaba invicto en el cargo 4 años seguidos, y aunque de menos corpulencia y estatura, de igual intimidante porte que los Mariscales.

  Por desgracia, o tal vez por fortuna, tras apuntarse y apoquinar el dinero de rigor para poder entrar en el sorteo, Magmar no salió elegido en el mismo, por lo que ese día no iba a poder intentarlo, pero no por ello iban a dejar de ver el espectáculo.

  Las reglas eran sencillas: La magia estaba terminantemente prohibida, y unos hechiceros se encargaban de examinar a los combatientes antes, durante y después del combate para asegurarse de que no se le daba uso. Los contendientes usarían la misma armadura, y las armas se elegirían al gusto de cada uno. Eso sí, todo sería aportado por la organización de la armería instalada junto a la plaza.

  Los dos combates del día fueron bastante interesantes pero poco espectaculares. Para los ojos expertos, dejaron en evidencia que Dieter, vencedor de ambos combates, luchaba mecánicamente y sin pasión. Con una eficacia y una superioridad frente a los dos corpulentos candidatos abrumadora, pero con algo parecido a la desgana. El Campeón del Graff fue eficaz en su tarea de despachar a sus adversarios, pero se valió de movimientos mecánicos y maniobras aprendidas ejecutadas con la precisión del aprendizaje y la experiencia, y no con la pasión del fragor de la batalla. Quedó claro que el hombre combatía por obligación y no por interés en seguir en el cargo y conservar su puesto, cosa que a Magmar, Albretch y Karin sorprendió dada la vidorra que el Campeón debía de llevar en la corte, con todo solucionado.

  Terminados los dos combates del día, los tres compañeros se dirigieron al Gran Parque a reunirse con Arty y Viktor para poner en común lo averiguado durante aquella mañana, y organizar los planes para el resto del día, por lo que disfrutando de otro agradable paseo Middenheimes acompañado de un buen tiempo, se dirigieron a su carromato.