domingo, 9 de junio de 2013

ACTO 19 (Vol. 2)


  El día seguía ofreciendo numerosas actividades de ocio, y los indecentes de nuestros protagonistas continuaban tratando de disfrutar de ello entre averiguación y averiguación.

  Las buenas relaciones que habían hecho con el Campeón Judicial y los dos elfos de la Corte, se prestaban a ser una puerta de entrada a la élite de Middeheim, y había que sacarle provecho puesto que el Carnaval propiciaba nuevos encuentros. No se anduvieron por las ramas, y a la tarea que se pusieron.

 23 de Sommerzeit. Mediodía.

  Despues de otra sustanciosa comilona al aire libre junto a su carromato (Arty ensaladita y pal catre a seguir vegetando), Viktor y Karin se dirigieron a competir de nuevo al Campeonato de tiro con Arco.

  Allí se juntaron con Allavandrel y Rayane, que esta vez podía asistir para ver competir a su camarada, y el torneo se desarrolló con la misma camaradería y relajado ambiente que el día anterior, resultando vencedor el mismo desconocido elfo. Rayane bromeo y vaciló a Allavandrel al respecto, y este se excusó entre chanzas haciendo referencia a su baja forma por el tiempo que hacía sin salir de caza con el Graf, y mencionando un nuevo dato al respecto, y es que al parecer, a sus 57 años, el Graf Boris andaba un poco pachucho de salud últimamente, algo que anotaron mentalmente los dos hermanos halflings.

  Tras el torneo, Viktor y Karin se dirigieron a toda prisa a la Escuela de Música acompañados de Rayane, en donde les tenía que esperar Albrecht, luego de despedirse de Allavandrel, quien se marchó a ver las Corridas de Minotauros.

  Magmar por su lado, a pesar de estar mas jodido que las toallas de Eduardo Manostijeras tras el desafío al Campeón del Graf, tenía intención de disfrutar de las mismas Corridas de  Minotauros, y como el estadio no quedaba lejos del carro, pues para allí que fue cojeando cuando llegó la hora. Como ya sabían, las corridas consistían en simples combates en el campo del Bernabau entre los participantes, y Hombres Bestia y Minotauros cazados para la ocasión. Magmar pagó entrada y allí que entró buscando un buen palco que no tardó en encontrar, entre un grupo de enanos ingenieros con quienes hizo migas al hablarles de su amistad con Dennin y de su origen de las montañas, entre las malas miradas de algunos humanos que lo reconocieron de los Desafíos al Campeón, y que no olvidaban el dinero perdido apostando por él.

  Comenzaron las sangrientas corridas, con gran derroche de explícito gore a cargo del departamento de casquería del Director de Juego, muy dado en no escatimar recursos en dicho departamento. En ellas, además de las bestias y los humanos que se hostiaban con saña en la arena, destacaba la presencia de un matador enano a quien las reglas de las corridas parecían traérsela floja, puesto que pese a la prohibición de matar a las bestias, dio buena cuenta de dos minotauros, cuyas tripas y cabezas cercenadas, junto a las de los gladiadores menos afortunados, acabaron salpicando a la mitad de las gradas para alegría y alboroto de los mas violentos.


Una vez más, el Director de Juego se quedó a gusto con las Tablas de Críticos.

  Magmar supo por sus nuevos amigos enanos que se trataba de Glugnur, un matador forastero en Middenheim que ya se había labrado un nombre tras su participación en las corridas el día anterior, y nuestro enano decidió que no sería mala idea tener un acercamiento con dicho personaje. Echando un vistazo a las gradas al termino de las corridas, en las que se proclamó campeón a Glugnur, se fijó en la asistencia de Allavandrel y el Campeón Eterno, y marchó del estadio con la intención de esperar fuera al matador.

  A Magmar la espera se le hizo larga, ya que anocheció para cuando Glugnur salió del Bernabau maldiciendo a los guardias, apalizado y manchado de sangre, y el ruido de la cercana Fiesta de la Cerveza ya hacía bastante que llegaba hasta el lugar donde lo esperaba ver salir. El enano se encontraba en un paupérrimo estado y a Magmar no le costó ganarse su confianza mientras se lo llevaba a por cerveza a la fiesta citada. Entre cerveza y cerveza, supo que a  Glugnur le habían prometido en “El Foso”, que en las corridas encontraría la gloriosa muerte en combate que tanto anhelaba, lugar en el que también se había hecho con el cargamento de esnifable droga que se prestó a ofrecerle y que Magmar rechazó muy gentílmente, o al menos, con la gentileza propia de un enano. Glugnur echaba toda la culpa de la situación de los enanos en la ciudad a los elfos de la corte, y puesto que había estado en la Capilla de Grungni de Middenheim, sabía de buena tinta que se estaba comentando en ciertos círculos enanos, de emboscar a Rayane y Allavandrel para convencerles a base de jarabe de palo, que eso de los impuestos no era una idea muy brillante que se pudiera decir. Magmar tampoco pudo sacarle mucho mas, ya que el drogado, borracho, y apalizado enano, cayó inconsciente un rato después de comenzar a darle al bebercio.

  Y mientras todo esto sucedía a lo largo del día cerca del Bernabau, el resto del grupo se veía inmerso en sus propias pesquisas carnavaleras.

  En la Real Escuela de Música volvían a darse nuevas actuaciones de bardos y poetas, y Rayane tenía que actuar en los mismos. Albrecht se unió a Viktor y Karin, que llegaron junto al juglar de la corte, y que inmediatamente los dejó para dedicarse a lo suyo, y dejar que asistieran como público para deleitarse con las actuaciones, además de prestar atención al resto de asistentes como venía siendo habitual, percatándose de la presencia del buen Doctor Pavarotti, de Dieter, y del mismo Al Ulric, Gran Sacerdote de la iglesia de Ulric, rodeado de toda una hueste de clérigos. Más tarde, y en medio de las actuaciones apareció corriendo Allavandrel, sentándose junto a Dieter, justo a tiempo de disfrutar de la actuación de su compañero elfo.

  Todo el mundo volvió a deleitarse con el espectáculo de principio a fín, y el cultural acto dio término satisfactoriamente. A la salida, Albrecht, Viktor y Karin se reunieron con los dos elfos y Dieter, todos muy elegantemente vestidos para la ocasión, y puesto que la compañía Hansel Grettenstein debía dejarse de ocio, y darle un poco al curro para el que habían ido a la gran urbe (o para el que a todo el mundo decían que habían ido), Rayane pensó que era el momento de que les tocara a ellos disfrutar del arte de nuestros protagonistas, y animó a sus colegas a asistir a un acto de la falsa compañía.

  Y allí que fueron, a la misma calle de siempre. Hicieron sitio como de costumbre, y mientras que Karin se preparaba para pasar el platillo, Albrecht llamaba la atención de los transeúntes haciendo las presentación del “Gran Contador de Historias” Hansel Grettenstein, y Viktor amontonaba cajas de madera vacías de los comercios cercanos para construir su particular escenario al que subirse, Dieter, Rayane y Allavandrel se apropiaron de los mejores lugares desde los que disfrutar de la narración de Viktor. Narración que, ante la falta de ideas del jugador sobre qué narices contar, se centró en la  “Épica” batalla protagonizada por valerosos héroes que asediaron la morada infestada de goblins de una malvada bruja. Los seguidores del blog mas avispados se percatarán de que dicho “Épico” relato, no era más que la lamentable aventura vivida por el grupo en la torre de Ethelka, y los “valerosos héroes”, no eran más que los piojosos de nuestros protagonistas. Una historia que se contó engrandecida hasta niveles abochornantes con las fantasmadas de Viktor.


   En algo se tienen que notar las buenas tiradas y los puntos invertidos en las habilidades narrativas de la hoja del PJ, y la actuación fue un éxito rotundo, con gran recaudación en el platillo, y alabanzas de público, las de Dieter, Rayane y Allavandrel incluidas, quienes ya se disponían a volver a terminar el día de nuevo en la Fiesta de la Cerveza, por lo que invitaron a la compañía Hansel Grettenstein a unirse de nuevo a ellos, y allí que fueron todos. Todos salvo Arty y Magmar, claro, quienes recuerdo que se encontraba, resacoso perdido el primero, y disfrutando de las Corridas de Minotauros el segundo.

1 comentario:

  1. Pobre Glugnur, que después de ganar en las Corridas de Minotauros se ganó una buena paliza. Es un posible aliado a tener en cuenta, eso desde luego, aunque nunca será lo más agradable que se pueda echar una a la cara.

    El nombre de Hansel Gretelstein y la Compañía de la Pala Aulladora va haciéndose más renombre a cada actuación. Veremos qué tal lo hacemos durante los días restantes de las fiestas. Desde luego que solamente tirando de cosas que nos han sucedido a nosotros en los últimos meses tenemos epicidades que narrar para unas cuantas ocasiones. La de la Torre de Ethelka en verdad fue una batalla memorable...

    ResponderEliminar