El día seguía ofreciendo numerosas actividades de ocio, y los indecentes de nuestros protagonistas continuaban tratando de disfrutar de ello entre averiguación y averiguación.
Las buenas relaciones que habían hecho con el Campeón Judicial y los dos elfos de la Corte, se prestaban a ser una puerta de entrada a la élite de Middeheim, y había que sacarle provecho puesto que el Carnaval propiciaba nuevos encuentros. No se anduvieron por las ramas, y a la tarea que se pusieron.
23 de Sommerzeit. Mediodía.
Despues de otra
sustanciosa comilona al aire libre junto a su carromato (Arty ensaladita y pal
catre a seguir vegetando), Viktor y Karin se dirigieron a competir de nuevo al
Campeonato de tiro con Arco.
Allí se juntaron con Allavandrel y Rayane, que
esta vez podía asistir para ver competir a su camarada, y el torneo se
desarrolló con la misma camaradería y relajado ambiente que el día anterior,
resultando vencedor el mismo desconocido elfo. Rayane bromeo y vaciló a
Allavandrel al respecto, y este se excusó entre chanzas haciendo referencia a
su baja forma por el tiempo que hacía sin salir de caza con el Graf, y
mencionando un nuevo dato al respecto, y es que al parecer, a sus 57 años, el
Graf Boris andaba un poco pachucho de salud últimamente, algo que anotaron
mentalmente los dos hermanos halflings.
Tras el torneo,
Viktor y Karin se dirigieron a toda prisa a la Escuela de Música acompañados de
Rayane, en donde les tenía que esperar Albrecht, luego de despedirse de
Allavandrel, quien se marchó a ver las Corridas de Minotauros.
Magmar por su lado,
a pesar de estar mas jodido que las toallas de Eduardo Manostijeras tras el
desafío al Campeón del Graf, tenía intención de disfrutar de las mismas Corridas
de Minotauros, y como el estadio no
quedaba lejos del carro, pues para allí que fue cojeando cuando llegó la hora.
Como ya sabían, las corridas consistían en simples combates en el campo del
Bernabau entre los participantes, y Hombres Bestia y Minotauros cazados para la
ocasión. Magmar pagó entrada y allí que entró buscando un buen palco que no
tardó en encontrar, entre un grupo de enanos ingenieros con quienes hizo migas
al hablarles de su amistad con Dennin y de su origen de las montañas, entre las
malas miradas de algunos humanos que lo reconocieron de los Desafíos al
Campeón, y que no olvidaban el dinero perdido apostando por él.
Comenzaron las
sangrientas corridas, con gran derroche de explícito gore a cargo del
departamento de casquería del Director de Juego, muy dado en no escatimar
recursos en dicho departamento. En ellas, además de las bestias y los humanos que se hostiaban con saña en la arena, destacaba la presencia de un
matador enano a quien las reglas de las corridas parecían traérsela floja,
puesto que pese a la prohibición de matar a las bestias, dio buena cuenta de
dos minotauros, cuyas tripas y cabezas cercenadas, junto a las de los gladiadores menos afortunados, acabaron salpicando a la
mitad de las gradas para alegría y alboroto de los mas violentos.
Una vez más, el Director de Juego se quedó a gusto con las Tablas de Críticos. |
Magmar supo
por sus nuevos amigos enanos que se trataba de Glugnur, un matador forastero en
Middenheim que ya se había labrado un nombre tras su participación en las
corridas el día anterior, y nuestro enano decidió que no sería mala idea tener
un acercamiento con dicho personaje. Echando un vistazo a las gradas al termino
de las corridas, en las que se proclamó campeón a Glugnur, se fijó en la
asistencia de Allavandrel y el Campeón Eterno, y marchó del estadio con la
intención de esperar fuera al matador.
A Magmar la espera
se le hizo larga, ya que anocheció para cuando Glugnur salió del Bernabau
maldiciendo a los guardias, apalizado y manchado de sangre, y el ruido de la
cercana Fiesta de la Cerveza ya hacía bastante que llegaba hasta el lugar donde
lo esperaba ver salir. El enano se encontraba en un paupérrimo estado y a
Magmar no le costó ganarse su confianza mientras se lo llevaba a por cerveza a
la fiesta citada. Entre cerveza y cerveza, supo que a Glugnur le habían prometido en “El Foso”, que
en las corridas encontraría la gloriosa muerte en combate que tanto anhelaba,
lugar en el que también se había hecho con el cargamento de esnifable droga que
se prestó a ofrecerle y que Magmar rechazó muy gentílmente, o al menos, con la gentileza propia de un enano. Glugnur echaba toda la culpa de la
situación de los enanos en la ciudad a los elfos de la corte, y puesto que
había estado en la Capilla de Grungni de Middenheim, sabía de buena tinta que
se estaba comentando en ciertos círculos enanos, de emboscar a Rayane y
Allavandrel para convencerles a base de jarabe de palo, que eso de los impuestos
no era una idea muy brillante que se pudiera decir. Magmar tampoco pudo sacarle
mucho mas, ya que el drogado, borracho, y apalizado enano, cayó inconsciente un
rato después de comenzar a darle al bebercio.
Y mientras todo esto
sucedía a lo largo del día cerca del Bernabau, el resto del grupo se veía
inmerso en sus propias pesquisas carnavaleras.
En la Real Escuela
de Música volvían a darse nuevas actuaciones de bardos y poetas, y Rayane tenía
que actuar en los mismos. Albrecht se unió a Viktor y Karin, que llegaron junto
al juglar de la corte, y que inmediatamente los dejó para dedicarse a lo suyo,
y dejar que asistieran como público para deleitarse con las actuaciones, además
de prestar atención al resto de asistentes como venía siendo habitual, percatándose
de la presencia del buen Doctor Pavarotti, de Dieter, y del mismo Al Ulric,
Gran Sacerdote de la iglesia de Ulric, rodeado de toda una hueste de clérigos.
Más tarde, y en medio de las actuaciones apareció corriendo Allavandrel,
sentándose junto a Dieter, justo a tiempo de disfrutar de la actuación de su
compañero elfo.
Todo el mundo volvió a deleitarse con el
espectáculo de principio a fín, y el cultural acto dio término
satisfactoriamente. A la salida, Albrecht, Viktor y Karin se reunieron con los
dos elfos y Dieter, todos muy elegantemente vestidos para la ocasión, y puesto
que la compañía Hansel Grettenstein debía dejarse de ocio, y darle un poco al
curro para el que habían ido a la gran urbe (o para el que a todo el mundo
decían que habían ido), Rayane pensó que era el momento de que les tocara a
ellos disfrutar del arte de nuestros protagonistas, y animó a sus colegas a
asistir a un acto de la falsa compañía.
Y allí que fueron, a
la misma calle de siempre. Hicieron sitio como de costumbre, y mientras que Karin
se preparaba para pasar el platillo, Albrecht llamaba la atención de los
transeúntes haciendo las presentación del “Gran Contador de Historias” Hansel
Grettenstein, y Viktor amontonaba cajas de madera vacías de los comercios
cercanos para construir su particular escenario al que subirse, Dieter, Rayane
y Allavandrel se apropiaron de los mejores lugares desde los que disfrutar de
la narración de Viktor. Narración que, ante la falta de ideas del jugador sobre
qué narices contar, se centró en la
“Épica” batalla protagonizada por valerosos héroes que asediaron la
morada infestada de goblins de una malvada bruja. Los seguidores del blog mas avispados se percatarán de que dicho “Épico” relato, no era más que la lamentable aventura vivida
por el grupo en la torre de Ethelka, y los “valerosos héroes”, no eran más que
los piojosos de nuestros protagonistas. Una historia que se contó engrandecida hasta niveles abochornantes
con las fantasmadas de Viktor.
En algo se tienen que notar las buenas tiradas y los puntos invertidos en las habilidades narrativas de la hoja del PJ, y la actuación fue un éxito rotundo, con gran recaudación en el platillo, y alabanzas de público, las de Dieter, Rayane y Allavandrel incluidas, quienes ya se disponían a volver a terminar el día de nuevo en la Fiesta de la Cerveza, por lo que invitaron a la compañía Hansel Grettenstein a unirse de nuevo a ellos, y allí que fueron todos. Todos salvo Arty y Magmar, claro, quienes recuerdo que se encontraba, resacoso perdido el primero, y disfrutando de las Corridas de Minotauros el segundo.
Pobre Glugnur, que después de ganar en las Corridas de Minotauros se ganó una buena paliza. Es un posible aliado a tener en cuenta, eso desde luego, aunque nunca será lo más agradable que se pueda echar una a la cara.
ResponderEliminarEl nombre de Hansel Gretelstein y la Compañía de la Pala Aulladora va haciéndose más renombre a cada actuación. Veremos qué tal lo hacemos durante los días restantes de las fiestas. Desde luego que solamente tirando de cosas que nos han sucedido a nosotros en los últimos meses tenemos epicidades que narrar para unas cuantas ocasiones. La de la Torre de Ethelka en verdad fue una batalla memorable...