sábado, 21 de enero de 2023

Codicia Sangrienta - Acto 1.2

En la anterior entrada dejábamos al grupo de PJ-s reunido y preparado para comenzar una emocionante aventura empresarial, con el PJ patrón del grupo tirándose de los pelos sin saber cómo pagar a sus empleados sin irse a la puta ruina, o peor, sin tener ni idea de cómo lograr cobrar más que ellos no dando un palo al agua. Ahora, con el grupo reunido, tocaba asignar tareas y solucionar el problema buscando más dinero con el que financiar la empresa de extracción y comercio de mineral.

4 de Pflugzeit

Como encargado de todo el tema de prospección y extracción mineral, Jorm comenzó el siguiente día visitando diversas bibliotecas y archivos para buscar documentos y mapas, que le ayudaran a encontrar un yacimiento del que hacer uso y abuso. Y vaya si lo encontró, concretamente en Wolfenburgo donde disponían de un rico yacimiento que se negaban a vender a empresas privadas, y del que se podía sacar mucho más beneficio del que se estaba sacando. Pero sería tarea del elfo convencerlos para venderlo y no de él, por lo que preocupándose de lo que le tocaba calculó unos costes iniciales de entre 800 y 1000 Coronas de Oro para comenzar los trabajos de extracción del mineral.

5 de Pflugzeit

Mientras tanto Yngwie, acompañado por Lïnara y Axel, se dedicaba a buscar por la ciudad algún socio u otro negocio con el que poder conseguir el dinero que necesitaba para poner en funcionamiento su empresa. Sus paseos e indagaciones llamaron la atención de alguien, pues Lïnara se percató de que eran seguidos por un par de hombres. Pronto quedó claro que se trataba de la familia Van Haagen, la segunda familia de comerciantes más rica de la ciudad, conocida por los numerosos rumores sobre sus negocios turbios. Dicha familia envió a Crispjin Van Haagen a hablar con el elfo para proponerle una asociación, pagando todos los costes necesarios para dar inicio a la empresa a cambio de un 50% de los beneficios que esta pudiera generar.

Yngwie vio venir las orejas del lobo desde lejos, y el hecho de que en ese momento el Director de Juego pusiera a sonar la banda sonora de El Padrino, confirmó las sospechas que pudiera tener sobre el orondo tipo, de modo que declinó su oferta todo lo correctamente que pudo sin poder evitar el cabreo del sujeto que se despidió con veladas amenazas. Aquello le dejó claro que sin haber hecho nada todavía, ya se había ganado un enemigo en la ciudad.

 

¿Crees que puedes hacer negocios en MI ciudad sin MI permiso?
Pues te haré una oferta que no podrás rechazar...

 

Acojonado por ver dónde se estaba metiendo, Yngwie decidió recurrir allí dónde se pudiera mover más dinero de manera legal, y no se le ocurrió mejor opción que el comercio de arte, comprando obras élficas a un precio reducido, para venderlas a un precio bochornoso a ricachones humanos con demasiado dinero para gastar. Acompañado de Lïnara, que tras la visita de Van Haagen no se separaba de él ni para ir al cagadero, visitó varios locales de esos en los que solo compran gente que bebe té con el meñique estirado, y dio con una galería de arte en la que estaban interesados en deshacerse de cierta obra pictórica. El cuadro en cuestión no estaba expuesto al público, y la Condesa Lady Marlie Lebengout de Altdorf estaba muy interesada en adquirirlo, pagando lo que hiciera falta por él. Obviamente, “pagando lo que hiciera falta” hacía referencia a una cifra con una desmesurada cantidad de ceros tras el primer dígito, pero a Yngwie se le volvió a cerrar el agujero del culo en cuanto supo del motivo de tanto secretismo con el cuadro, y es que la obra estaba buscada por la iglesia sigmarita, y ni qué decir tiene que su posesión estaba penada con el castigo más tocho del libro de los inquisidores.

 

Un inquisidor poniéndose tontorrón solo de pensar en lo que le harán al que pillen con el cuadro.

 

El pobre elfo estaba obsesionado con hacer las cosas bien y de forma legal, y luego se preguntaba porque la empresa le iba a medio gas. Inocente... cuánto le quedaba por aprender de Amancio Ortega. Pero bueno, la cosa es que ya había esquivado a la mafia así que ahora no se iba a meter a hacer negocios con arte hereje, sin embargo, lo del cuadro le dio una idea y recurrió de toda la influencia de su familia para pedir ayuda a un pez más grande que los Van Haagen: la familia Gaesisthea. Esta era otra familia de comerciantes, elfos como la suya, con gran poder en la ciudad. Dicha familia se dedicaba al mercado del arte y tenía muchísima mejor reputación, de modo que solicitó una cita con la Dama Gaesisthea a quien convenció en un trato en el que a cambio de terminar de costear la empresa con el dinero que le faltaba a Yngwie, los Gaesisthea se beneficiarían de un 30% de las ganancias y del uso gratuito del transporte de la empresa para transportar sus obras de arte. Con aquella socia, que además se encargaría de la escolta de las barcazas de la empresa de Yngwie, el elfo se retiró a su hogar, ilusionado y deseoso por saber qué nuevas le traería el enano Jorm sobre sus investigaciones.

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