domingo, 13 de septiembre de 2015

ACTO 26 (Vol. 3)

  Las sorpresas se sucedían una detrás de otra. El grupo de integrantes de la Compañía de La Pala Aulladora no salían de una, y otra les estallaba en la cara sin darles tiempo a sonreir y mirar al pajarito, pero como en la más trágica de las epopeyas, lo peor aún estaba por llegar, y la función se apróximaba al climax de manera vertiginosa.

28 de Sommerzeit: Caos, Caos por todas partes Señor Sardá.


  Sabiendo que el Juez supremo Wassmeier era quien había escrito aquellas notas, todo cristo salió corriendo en su busca, aunque debido a sus cortas piernas los dos halflings no pudieron seguir el ritmo de los demás, y tuvieron que quedarse en el palacio. Los indicios señalaban al Juez Hoflich, pero este estaba muerto, y ahora se unía al puzle el misterioso doble del Graf aparecido momentos antes, pero si las notas halladas junto al cadáver de Hoflich eran del último de los 3 Jueces supremos, este tendría que responder a todas las preguntas, y posiblemente, a la Ley de Middenheim si lo que el grupo empezaba a imaginar era cierto.
  Así pues, el grupo se dividió de nuevo. Los halflings se reunieron en los aposentos del Graf junto a otras importantes figuras del palacio, y donde el mismísimo Graf les dio las gracias por lo que el grupo había hecho, una vez fue informado de todo, aunque ni Karin, ni Viktor sentían tranquilidad alguna ahora que el responsable de todo parecía que iba a rendir cuentas con la ley, ya que desde el gran ventanal de la habitación del Graf, podían ver cómo una tremebunda tormenta eléctrica se acercaba a la ciudad, mientras que Morrslieb, la luna del Caos, se imponía en el cielo nocturno en plena fase llena, iluminando con su verde luz la ciudad. Los dos halflings tenían demasiada experiencia con el Caos a sus espaldas como para saber bien que aquello no auguraba nada bueno. Mientras tanto, Allavandrel, Magmar y Albrecht, corrían por la calle junto a una tropa de Caballeros Pantera rumbo a la mansión de Wassmeier. Al llegar a la misma, la tropa entró en tromba echando la puerta del jardín abajo y justo antes de hacer lo mismo con la entrada del edificio… ¡KABOOM! Todo el edificio saltó por los aires en una terrible explosión que arrasó con el jardín y los hombres que habían entrado, justo después de que un carruaje negro tirado por caballos de batalla también negros, se precipitara calle abajo desde la parte trasera de la mansión.


¡Rápido! ¡Siga a ese Batcarruaje!
  La explosión se vio desde la habitación del Graf, y muchos hombres salieron heridos, incluidos nuestros protagonistas, quienes a duras penas lograron recomponerse, y apartarse del camino de la diligencia antes de que esta pasara cerca de ellos, arrollando con todo lo que se le ponía por delante, y cortando brazos, piernas y torsos con las numerosas cuchillas que salpicaban su superficie. Esta continúo su imparable avance rumbo a la puerta de salida de la ciudad más cercana mientras nuestros protagonistas trataban de seguirla, corriendo al palacio a por caballos que los ayudaran a alcanzarla. Los segundos parecían eternizarse, cada acción era vital, y pronto, la diligencia se vio perseguida por las calles.

 
Los acontecimientos se precipitaron vertiginosamente. Pese a sus innumerables intentos durante la frenética carrera, los protagonistas de esta historia, no alcanzaron a parar la diligencia que alcanzó la puerta de la ciudad, cerrada a cal y canto a causa de las intempestivas horas y en donde los Guardias le dieron el alto. Obviamente, dicha orden fue desobedecida, y el vehículo, lejos de aminorar la marcha, aceleró con rumbo de colisión directa contra la puerta. Un momento antes del choque, una figura saltó de la diligencia rodando aparatosamente por el suelo, luego, el vehículo estalló en llamas justo en el momento de chocar contra la puerta, y la tremenda explosión que acompañó al choque logró pulverizar la puerta y a los guardias cercanos, haciendo caer a la mayoría de perseguidores, a salvo de la explosión por la distancia, pero no de la onda expansiva. La figura en el suelo, a quienes en aquel leve momento de respiro tras la explosión reconocieron como el Juez Supremo Wassmeier,  se incorporó como pudo, y cojeando trató de correr hasta la puerta derrumbada. Magmar y Albrecht, los dos miembros del grupo inicial que fueron capaces de llegar hasta ese punto de la persecución montados ambos en un solo caballo, hicieron lo posible para alcanzarlo, pero estaban demasiado lejos, por lo que un cuchillo arrojadizo lanzado por Albrecht logró su objetivo al ser lanzado con certera precisión contra Wassmeier, que frenó su avance y logró que un Caballero Pantera más cercano a él pudiera prenderlo e inmovilizarlo, justo en las puertas de la ciudad. 

"¿Quieres que te lea tus derechos, escoria?"
O algo así le dijeron a Wassmeier entre porrazo y porrazo.
  Todo parecía haber terminado. Pero nuestros protagonistas se equivocaban al tratar de respirar aliviados, puesto que mientras el Caballero Pantera, furioso, imprecaba a Wassmeier, zarandeándolo e inmovilizándolo, el Juez Supremo, en un último intento de eludir la ley y escapar, gritó un extraño conjuro. La tierra comenzó a temblar, surgiendo grietas junto a la puerta, el Caballero soltó a Wassmeier ante la sorpresa y este echó a correr. El Caballero salió tras él mientras las grietas crecían recorriendo el viaducto, y este comenzaba a deshacerse y a caerse en pedazos, pero Wassmeier calculó mal su jugada, y la carrera para llegar al otro lado era demasiado larga. El viaducto se vino completamente abajo ante la atónita mirada de nuestros protagonistas, llevándose consigo al Caballero y al Juez Supremo Wassmeier y arrastrándolos al vacío.

  Y como si el destino hubiera terminado de encajar todas las piezas, al otro lado de la ciudad las tormentosas nubes que los halflings vieron acercarse a Middenheim se habían terminado de arremolinar sobre el Barrio del Wynd tras encapotar toda la urbe, y con una sonora explosión antecedida por truenos y relámpagos, un haz de luz azul surgió de algún punto del barrio, proyectándose contra el cielo, extendiéndose poco a poco, y abriendo un hueco en las nubes. Los relámpagos comenzaron a sacudir toda la ciudad y de la columna de luz empezaron a caer llamaradas azules que al chocar contra el suelo, se transformaban en horripilantes criaturas deformes de extraños y llamativos colores en busca de jugosas víctimas. Pero aquello solo era la punta del iceberg, pues poco a poco, lentamente pero sin pausa, del interior del propio haz de luz comenzó a emerger un ser titánico, gigantesco, de emplumado cuerpo azul, cuello largo acabado en una grotesca cabeza de ave, y alas gigantescas. El Caos en estado puro había abierto sus fauces sobre la ciudad, y vomitaba su esencia sobre ella, trayendo el horror y el pánico entre la ciudadanía.

Y el DJ se vino con todas las gogos para dar comienzo a la mayor rave de Middenheim

3 comentarios:

  1. Hala, a tomar por culo con todo. Fue una lástima que no consiguiéramos evitar la catástrofe. No fuimos capaces de recabar suficiente información :_(

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  3. El problema era que jugábais con el tiempo en contra, y en la ciudad se estaban cociendo demasiadas cosas para abarcar. La verdad es que la cosa era difícil de resolver. Lo hicisteis lo mejor que pudisteis, y al menos resolvisteis uno de los misterios principales, aunque el otro se os escapó completamente, y luego os tocó a vosotros escapar de él XD

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