martes, 14 de febrero de 2012

ACTO 11 (Vol.1)

 Volvemos a las andanzas una vez más, y aquí estamos de regreso para desvelar lo que ocurrió tras el desastroso accidente provocado por nuestros sufridos ¿Héroes? durante la caza de Ethelka.


  Karin se ha tomado la molestia de relatar de primera mano lo ocurrido durante la última partida, así que sin más dilación, desvelaremos qué ocurrió tras los fatídicos hechos narrados en la anterior entrada.

12 de Sigmarzeit:
 
  Una vez muerta Ethelka, volvimos a la orilla del río remando a duras penas y nos acercamos al cadáver de nuestro amigo Ragnar, que a esas alturas estaba mas tieso que un pan de escayola. Algunos de los guardias de los muelles nos interrogaron brévemente hasta que un buen destacamento llegó desde lo alto de la ciudad, con el Sargento Roderick al mando, quien nos ordenó que lo acompañáramos al cuartel de Kemperbad para aclarar el asunto.

  Una vez en el cuartel de la guardia, un edificio tosco y sencillo, nos encerraron a todos en una celda de detención, tras quitarnos las armas que llevábamos, pidiéndonos  paciencia hasta que se nos atendiera para el interrogatorio sobre lo sucedido antes de dejarnos libres. Sin embargo, Arty estaba muy malherido y se lo llevaron a recibir algunas curas.

  Cuando nuestro futuro hechicero, o eso espera él, regresó de la cura-sana-culito-de-rana su tez estaba pálida y en su rostro podía verse que algo no había ido bien…
 

Es indiscutible que la tez de Arty no invitaba a la tranquilidad en aquel momento.
  Arty había sido llevado a la presencia de un tal Leopold, un conocido del fallecido Kastor Lieberung (sí, ese maldito que era clavado a Arty y pertenecía a una secta), el cual le tomó por el supuesto miembro de la secta y le exigió la herencia que se suponía debía recibir (para la secta de La Mano Púrpura) a cambio de dejarnos libres. Además, le mostró un par de papeles con los rostros de los dos halflings del grupo (Viktor y yo misma, Karin), que estamos “en busca y captura” en la zona de Grunburgo, a donde pertenecemos, y motivo por el que salimos de nuestro hogar en busca de una nueva vida, dejando claro que pese a que no eramos causantes directos del accidente de los elevadores de la ciudad, podían mover los suficientes hilos como para sernos considerados como tales, e incluso culparnos de herejía y de la presencia del demonio, y solo la eliminación de Ethelka, una formidable enemiga de La Mano Púrpura, les hacía darle una segunda oportunidad a nuestro Kastor para entregar la herencia y pasar por alto su aparente traición a la órden.

  De vuelta en la celda Arty nos contó todo esto y también que antes de dejarnos libres esos malnacidos se quedarían con todo nuestro dinero como adelanto de la herencia que tanto estaba tardando en entregar el, para la secta, supuesto Kastor, lo cual nos aterrorizó, a unos más que a otros: Magmar consiguió esconderse 20 monedas de oro en las botas, los halflings entre la ropa y bolsitas varias, y Arty… bueno, digamos que se ensució tanto el culo como el alma al ocurrírsele esconderse 10 coronas de oro y un anillo allí donde la espalda pierde su nombre.

  “Aparte del anillo, te dejo meterte 10 coronas de oro por el culo. A partir de ahí, por cada 5 coronas más que quieras meterte, harás una tiradita de Voluntad hasta que falles y tendrás un -10% a todas las características.” (DJ Akrabu a Arty sin terminar de asimilar lo que estaba teniendo que decir)

Sargento, tenemos a un delincuente que acaba de redefinir la expresión "dinero sucio".
  Un largo rato después de la visita médica de Arty (y con este empezando a sentir que le escocía todo por ahí abajo), un grupo de guardias con pañuelos púrpuras en sus muñecas vinieron a por el dinero. Nos pillaron a ambos hermanos tratando de esconder algunas monedas, lo cual derivó en que recibiéramos una buena paliza por hacernos los listos. Sin embargo, el enano y Arty pudieron salir de la celda con lo escondido y sin más moratones, salvo aquellos que ahora habían en la decencia de Arty.

  Una vez de patitas en la calle y con nuestras armas de nuevo en nuestras manos nos dirigimos al único sitio que conocíamos allí en Kemperbad: “El Cordero Lechal”. Bien entrada la noche pudimos comprobar que no había rastro de Luigi Belladonna ni de su compinche Mario a quienes buscábamos para pedir ayuda, ya fuera económica o de otro tipo, así que, algunos más pobres que otros, decidimos cenar algo.

   Cuál sería la sorpresa al encontrarnos Viktor y yo a un antiguo conocido de nuestro pueblo natal, Albretch (a partir de ahora lo llamaremos Al, que es más fácil), que recién había llegado a la ciudad buscando hacer algo de dinero como artista callejero. Tras una entretenida conversación y un montón de reproches por lo sucedido en Grunburgo, nos fuimos todos a dormir a la posada “El gato callejero”, donde una viejecita con un trabuco nos dio un acogedor recibimiento en su local antes de dejar que nos hospedáramos en el.


Y si lo estáis pensando, no se trataba de este Al, si no del nuevo PJ venido para quien antes llevaba a Ragnar.
De seguro que nos ofrecerá interpretaciones igual de memorables, aunque sea por otros motivos.



  Y chinpúm, con esto dejamos la crónica hasta el siguiente volumen de la saga. Más dolores y lamentos en la siguiente entrada..

4 comentarios:

  1. Creo que lo de Arty salvaguardando el dinero nos va a perseguir de por vida, igual que el horrible olor hasta que se lave un poco con un estropajo o algo parecido.

    Y espero que en esos carteles de "en busca y captura" me hayan sacado bien guapa al menos, tampoco es pedir mucho.

    En fin, estamos de nuevo de patitas en la calle y hemos salvado el pellejo de milagro, así que tampoco nos fue tan mal.

    Un saludo y hasta el volumen 2.

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  2. Al menos no necesitó ayuda para que salieran...:

    http://1.bp.blogspot.com/-mcyhWmZ1wmg/TzlSsRC0sCI/AAAAAAAAQS4/NJvItSyc4dw/s1600/bolas_chinas.png

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  3. Que os escandalicen unas moneditas con la de mierda que pasa por vuestros culos, (que son muchos días viajando juntos y todo se sabe) es para mirárselo.

    Por cierto, para aquellos interesados en saber la razón de las heridas de Arty... fue el demonio ese enorme de la partida pasada. Al que me enfrenté solito y sin pala pq todos salieron corriendo y tapándose el culo.

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    Joel Houston
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