lunes, 12 de diciembre de 2011

ACTO 8

  Comienzan a llegar las festividades navideñas, y desde este blog no podemos quedarnos sin embargarnos por ese bonito sentimiento, que impregna a todas las personas en estas fechas del año: el del consumismo exacerbado.

  Ah, también está todo ese rollo de la paz y el amor tan propio de la navidad, pero el director de juego decidió dejarse la clemencia y la piedad en casa, y tirar a matar como se comprobará en la siguiente crónica.

Sabes que se masca la tragedia cuando el director se sienta en la mesa con esta actitud.

3 de Sigmarzeit:


  Tras abandonar Kemperbad, nuestros aventureros (también conocidos en otros lugares como “indeseables delincuentes”) siguieron su ruta  hacia Grissenwald, continuando con el periplo en la búsqueda de Ethelka para aclarar los acontecimientos desatados en Bogenhaffen, y hacer desistir a la organización a la que pertenece la mujer a base de una manita de hostias bien dadas, de la maleducada idea de sacarles las tripas.

  Los protagonistas de esta concatenación de calamidades llegaron a Grissenwald bien entrado el mediodía y vía ruta fluvial en un viajecito algo soso y aburrido, amenizado únicamente por los cotilleos y rumores del resto de viajeros de la barcaza, enterándose de cosas tan tranquilizadoras como que el príncipe había enloquecido por culpa de un demonologista, y que el emperador quería ocultarlo. Lo normal entre la clase gobernante, vamos, nada del otro mundo como lo sería la noticia de la llegada al poder de un cargo incorrupto e incorruptible, algo que haría saltar la alarma en todos los estratos sociales.

  Así pues, desembarcaron en la localidad y rápidamente se pusieron en marcha al centro social más cercano, para enterarse de cómo andaban las cosas por allí, buscar alojamiento, y agarrarse la melopea tradicional a la llegada a cualquier pueblo. Pronto encontraron la taberna “El Guerrero Vencedor”, donde decidieron probar suerte, sacando un par de rondas y preguntado a los parroquianos del lugar, quienes lanzaron miradas hostiles al grupo nada más entrar por la puerta, y eso que todavía no habían incendiado ningún edificio.

  No tardaron en descubrir que las miradas no eran motivadas por su currículum, sino por la presencia de Ragnar y Magmar. La causa eran los enanos instalados en el poblado chabolista de Khazid Slumbol, en las afueras de la ciudad, quienes no hacían más que dar problemas a los ciudadanos de la localidad a base de montar peleas, y altercados de todo tipo desde que llegaron procedentes de las minas de las Montañas Negras. Pero eran aún peor desde hacía unas semanas, ya que varias granjas habían sido arrasadas en las afueras de Grissenwald, con los edificios quemados, y sus habitantes desaparecidos, y presuntamente muertos, los lugareños ya culpaban a los enanos de las tragedias debido a sus actuaciones en la localidad. Aquello ya puso en guardia al grupo, puesto que era el lugar del que procedía la carta hallada en posesión de Johannes Teugen, escrita por Ethelka, y además, mosqueó sobremanera a Ragnar, quien aún recordaba la información escuchada semanas atrás en sus viajes, en donde supo de la existencia en Grissenwald  de aquel clan de enanos caidos en desgracia.

  Los primeros debates sobre qué hacer a continuación tras recabar aquella información del mozalvete que les atendió en el local, fueron dirigidos a investigar el tema de los enanos, y la cuestión se decidió rápidamente en cuanto dos de ellos aparecieron por la puerta, silenciando de inmediato a la concurrencia de borrachos que habitaba la taberna.

Y los parroquianos se prepararon
para el inevitable espectáculo de taberna que estaba al caer.

  Todas las miradas se posaron en la pareja, que tras pedir cerveza, se dedicó a insultar y burlarse de la gente allí reunida, obviamente con más ganas de bronca que Ragnar en una convención de elfos durante el día del orgullo élfico, pero nadie hizo ni dijo nada, limitándose todo el mundo a bajar la mirada, y hacer oídos sordos. Fue en ese momento cuando Ragnar y Magmar decidieron acercarse a sus compadres de raza a tener una charla, y también cuando la pareja de enanos de la localidad decidió hacer objetivo de sus burlas a los dos halflings del grupo.

  Por suerte para la integridad del mobiliario del lugar, la conversación entre enanos se arregló sin tener que recurrir a las hostias a mano abierta, y Ragnar y Magmar tras hacer buenas migas con ellos, fueron invitados a visitar al líder del clan Gorim Granmartillo.

  La cuadrilla de patas cortas salió del local en el mismo momento en el que entraba un grupo de guardias, y tras unas palabras de amenazas veladas y unos momentos de tensa conversación, ambos grupos se separaron, los guardias para entrar en la taberna. Y los enanos para dirigirse al poblado chabolista.

  El resto del grupo, decidió entonces que ya iba siendo hora de buscar alojamiento, así que levántandose de la mesa tras vaciar sus jarras, preguntaron a los guardias que ya pedían un refrigerio en la barra para amenizar el turno de patrulla. Así conocieron al Capitán Bingham, y supieron gracias uno de sus hombres, que efectívamete, Ethelka vivía en las Montañas Negras. La adinerada mujer había causado gran revuelo en Grissenwald a su llegada, pero no se la había vuelto a ver tras mudarse a las montañas. Únicamente, su sirvienta halfling, solía ir acompañada de un hombre al pueblo, para realizar los recados pertinentes.

  Con aquella nueva información, Arty y los dos hermanos halflings se despidieron educadamente de los guardias, y marcharon a buscar alojamiento. Lo encontraron en la posada de “El Guerrero Cazador”, no sin antes pasar cerca del ayuntamiento y toparse en el tablón de anuncios de allí, una nota imperial en el que se comunicaba a toda la población que a partir de aquel edicto, los mutantes eran considerados gente normal, permitiéndoles la integración social, con un castigo de pena de muerte su no cumplimiento. No hay ni que decir el shock que causó el panfleto a Arty y los halflings, y la mosca que rondaba desde hacía semanas tras sus orejas, ahora ya decidió comprarse un pisito amueblado y quedarse zumbando allí a perpetuidad.

De modo que la próxima vez que se encuentren con uno de estos,
más les vale apoyar la llamada discriminación positiva.

  Mientras tanto, Ragnar y Magmar conocían a Gorim Gramartillo en el poblado de Khazid Slumbol, mostraban sus respetos mutuamente, y descubrían tras una amena conversación de enanos cargada de mucha testosterona, que Ethelka era la culpable de su actual situación. Aquella bruja, según contó Gorim, les obligó a venderles la mina de oro que ellos habían encontrado bajo las amenazas de su poderosa magia, y tal era su poder, que el clan no tuvo más remedio que ceder quedándose con el dinero ofrecido por la mujer, y alejándose del lugar para instalarse allí. Después de aquello, el clan fue decayendo y poco a poco los que pudieron se largaron, y los que no, se quedaron con su líder. Odiaban a los humanos por tratarles como a pordioseros, y no se rebajarían a sus leyes, y aquel resentimiento parecía ser el culpable de la actitud que los enanos mostraban en Grissenwald. Además, Gorim negó rotundamente que fueran culpables de los ataques a las granjas, y el hecho de que estuvieran siendo acusados de ellos por los humanos de Grissenwald, los enfurecía aún más, incrementando su odio hacia los lugareños.

  Ragnar y Magmar lograron convencer a Gorim de ayudarles en su empresa contra Ethelka, pero los mezquinos enanos ya habían caído muy bajo como para hacer honor al orgullo, y solo se presentaron a la ayuda 5 de ellos, previo pago de 15 coronas de oro por día de servicio.

  Por supuesto, ni Ragnar ni Magmar tenían tal cantidad de dinero, así que aceptando la invitación de alojamiento del clan en el poblado, decidieron esperar al día siguiente para debatirlo con Arty y compañía.

4 de Sigmarzeit:

  A la mañana siguiente temprano, el grupo volvió a reunirse decidiendo el próximo curso de acción.

  Gracias a las artes de latrocinio de la pequeña Karin, esta tenía una cantidad considerable de fondos para invertir, y qué mejores acciones para hacerlo que una cuadrilla de enanos con ganas de gresca. De modo que acompañada por Ragnar y Magmar hasta Khazid Slumbol,  para salvaguardar la integridad física de la pequeñaja tras ver cómo se las gastaban los enanos, los tres compañeros lograron renegociar el asunto a base de ofrecer las joyas robadas por Karim en los viajes fluviales a pasajeros no muy precavidos.

  Así pues, una vez contratados los enanos mezquinos, el grupo al completo se puso rumbo a las montañas con estos como guías. El viaje se mostraba peligroso, y muestra de ello fue el primer encuentro que tuvieron en el viaje a través del bosque. De entre los árboles surgió la figura de un enano moribundo llamado Durak al que conocían los del poblado. Durak apareció ensartado en flechas goblin, y lamentándose de la suerte corrida por su clan. Tratando de investigar por su cuenta descubrió la presencia de cientos de goblins, según él, en las minas, exclamando con desesperación que se estaban llevando todo el oro. Aquello cambiaba las cosas. Si había presencia goblinoide en el territorio, quizás una visita a las granjas revelaría datos importantes, y explicaría mucho de lo que estaba sucediendo en Grissenwald.

  De modo que el grupo cambio de rumbo con la intención de investigar más, los enanos enfurecidos por su odio ancestral hacia los goblinoides vieron renovadas sus energías, pero uno de ellos renunció a la paga para volver al poblado con el cuerpo de Durak, puesto que a su juicio aquella no era forma de morir para un enano, y superando su fiebre de oro gracias a una férrea voluntad, y a una tirada de dados de quitar el hipo, abandonó la empresa volviendo al poblado con el cadáver de Durak.

  El resto se desviaron del camino al llegar a las montañas, pero no sin antes ver en la lejanía la torre que hacía de morada para Ethelka, que despertó el odio de todos los presentes por igual.

  Una caminata más tarde, y llegado el mediodía, el grupo se hallaba frente a las ruinas quemadas de una granja. El espectáculo era dantesco, y procedieron a la investigación del lugar, descubriendo en el proceso una espada goblin mellada y ennegrecida por el fuego, el cuerpo putrefacto de una vaca, cosida a flechas como las halladas en el cuerpo de Durak, y con evidentes marcas de mordiscos causadas por lo que fuera que se había alimentado de ella, y numerosas huellas de pequeñas criaturas humanoides y de lobos especialmente grandes. Tras superar el impacto causado por el estado del animal, se presentó una nueva discusión en la que los enanos Ragnar y Magmar incluidos, abogaban por ir a buscar a los goblins a la de ya, a repartirles hostias a diestro y siniestro hasta que se les ablandaran los mangos de las armas, mientras que Arty y los halflings eran más partidarios de salvaguardar sus carnes, mediante una retirada estratégica en busca de más aliados con los que hacer frente a la horda goblinoide que debía de infestar las minas, y presuntamente la torre.

  El buen juicio de Arty, con ayuda de algunas de sus argucias más rastreras (¡Mira! ¡Un mono de tres cabezas!) logró hacer recapacitar a los enanos, y el grupo al completo volvió a Grissenwald, con la intención de reclutar aliados con los que hacer frente a los verdaderos culpables de la quema de las granjas.

Algo me dice que no será la última vez que veamos este truco en acción.


  En el camino de regreso, encontraron al enano que se había encargado de llevar el cadáver de Durak de vuelta a Khazid Slumbol, y también debatieron sobre el proceder para encontrar aliados en aquella empresa contra los goblinoides, decidiendo que de nuevo Ragnar y Magmar se reunirían con Gorim para buscar ayuda, mientras que Arty y los halflings irían a ver al Capitán Bingham para mostrarle las flechas y espada encontrada en la granja y hacerle ver, quienes eran los verdaderos culpables de las matanzas. Si lograban un entendimiento entre ambos bandos, conseguirían una alianza poderosa con la que hacer frente a la amenaza, y que sería beneficiosa para todas las partes: los enanos recuperarían su buen nombre además de las minas, los humanos limpiarían la zona de la amenaza verde, y los PJ-s… pues los PJ-s podrían seguir a lo suyo, que es cazar PEX machacando enemigos como si no hubiera mañana.

  Así las cosas, el grupo volvió a separarse una vez llegados a Grissenwald, llevándose Arty y los halflings las pruebas del ataque goblin para mostrar al Capitán Bingham, y acercándose Ragnar y Magmar al poblado para hablar con Gorim teniendo a los otros enanos de Khazid Slumbol como testigos.

  Y oyes, por increíble que parezca, la cosa funcionó. Con las pruebas goblin en su poder, les costó poco convencer a ambas partes para tener un acercamiento amistoso, y en poco más de media hora Gorim y Bingham se hallaban reunidos en el salón de la morada del clan Granmartillo, cara a cara, en uno de los momentos cumbre del politiqueo de la campaña. Suerte que las negociaciones no incluían a los PJ-s haciendo gala de sus habilidades para tal menester, o ya sabemos que aquello habría acabado de nuevo como una puta falla valenciana.

Todo hay que decirlo, el cara a cara fue bastante más interesante que el de estos dos.

  Terminado el debate, y tomada la resolución de aliarse contra el mal común, llegó el momento de pasar a la repartición del consabido jarabe de palo que tanto gusta a pequeños y mayores, de modo que se realizaron los preparativos, se seleccionó a los hombres y enanos que irían a la mina, y se acordó partir al día siguiente temprano.

5 de Sigmarzeit:

  A la mañana siguiente un nutrido grupo consistente en 8 hombres de la guardia de Grissenwald con Bingham al mando, y 6 de los mejores enanos de armas de Gorim se reunió en la puertas de la localidad con los protagonistas de esta historia, y sin más dilación todo el mundo partió hacia las Montañas Negras. Por el camino tuvieron tiempo de trazar un plan de ataque, y suponiendo que los goblins tendrían tomada la torre de Ethelka debido a la proximidad de la mina, decidieron acercarse primero al lugar. Si no era así, tendrían una base en la que refugiarse antes de tratar de tomar las minas, y en caso de serlo, el plan consistiría en tomar la torre antes de la llegada de las fuerzas de las minas.

   A mediodía el grupo llegó al pie de las montañas y tomó el camino hacia la torre hasta alcanzar una distancia prudencial de acercamiento, y como primera medida, Karin y Victor fueron enviados a explorar la zona. Los dos halflings se adelantaron hasta la puerta del edificio, y Karin la comprobó. Esta se encontraba abierta, pero en el momento en el que la pequeña halfling empujó hacia dentro, oyó el chillido de curiosidad de alguien al otro lado, inquieto por la repentina apertura de la puerta. Asustada, la halfling reculó para llamar al resto de la gente en el preciso instante en el que un goblin armado con arco y flecha aparecía en el umbral, y al ver a la pequeñaja, disparó sin dudarlo, alcanzando a la muchacha, y causándole una grave herida a Karin cuando el proyectil se clavó en sus blandas carnes.

  Karin ya había dado la señal esperada, y el grito de alarma no tardó en suceder, por lo que toda la tropa al final del camino se lanzó a la carrera pendiente arriba. El vigía goblin ya se preparaba para rematar la faena con Karin, pero la aparición en lontananza de una tropa de enanos y humanos embargados por el mismo amor y cariño que un hooligan en día de partido, le hizo recapacitar sobre su futuro inmediato en esta campaña, y guardando flecha y arco, el pielverde prefirió retirarse dentro de la torre, y cerrar la puerta con cuatro vueltas de llave.

Lo que iba a venir a continuación
pasaría por un comportamiento aceptable cualquier domingo de fútbol.

  Al fin la tropa al completo llegó arriba, con Magmar en cabeza, que ballesta en mano e impulsado por la inercia de la carrera, levantó la pata para tirar abajo la puerta al grito de “¡Suuuus voy a crugiiiiiir!”. La diosa fortuna quiso que el dado decidiera ese mismo momento hacerle la puñeta, y la santa Pifia obtenida (o los siete cerrojos echados por el goblin tras las cuatro vueltas de llave), hizo que el enano cayera de espaldas sin variar la pose, siendo pisoteado por los quinces individuos con ganas de bronca que venían por detrás. 

De haber estado el PNJ de naranja, la puerta no se habría puesto chula.

  Y la puerta debía de tener el Talento Robusto, por que tras Magmar, uno de los soldados de la guardia trató de abrirla mediante el mismo método, y con idéntico resultado, y tras él otro, y otro. Hasta que el cuarto logró partir los cerrojos, y abrirla. Solo para tambalearse a causa de la inercia por la repentina entrada, y caer al suelo en el mismo momento en el que una andanada de flechas goblin era disparada por los pielesverdes parapetados en el interior que se habían preparado para la entrada de los asaltantes. Las flechas volaron dando de lleno en otro guardia que venía por detrás y dejándolo como el alfiletero de la abuela Blasa.

El soldado ya tiene pensado cambiarse a la profesión Faquir
cuando se suba todo el esquema de avances de la hoja.

  Toda una demostración de saber hacer a la hora de tomar una torre, como habéis visto,  pero había llegado la hora de las tortas, con los goblins a un lado, y los héroes al otro, ambos bandos entraron en combate en el estrecho pasillo que hacía de entrada al edificio y se lio la de Sigmar es Cristo.

  En aquel reducido espacio la batalla era complicada y los más pequeños tenían ventaja, sin embargo tras unos instantes de tenso combate, nuestros protagonistas comenzaron a inclinar la balanza a su favor con gran derroche de efectos de casquería, no sin sufrir en sus carnes el castigo de semejante combate. Por desgracia, la toma de la torre estaba tardando demasiado, y su plan estaba a punto de hacer más aguas que la bodega del Titánic.

  Precedidos por los aullidos en la distancia, los más cercanos a la puerta pudieron ver a través de esta cómo una horda de jinetes goblin comenzaba a acercarse a la estructura. Montados sobre imponentes lobos gigantes, llegaba la caballería en auxilio de los ocupantes de la torre, y el grupo de humanos, enanos y halflings, no sería capaz de parapetarse en el interior antes de que entraran.

 Así pues, en escasos segundos la batalla se puso fea, pero fea, fea. El más chulo de los gigantescos lobos atravesó de un salto la puerta, se plantó en medio de la refriega, y sin siquiera pararse a dar las buenas tardes, localizó a una presa y la agarró con sus enormes y babeantes fauces, destrozándola en un infierno de dientes afilados, que trituraron y machacaron carne y huesos como solo dos Furias de Ulric en el dado de daño pueden hacer. Y la inocente víctima de semejante salvajismo, y atrocidad no fue otra que la pequeña Karin, que había conseguido mantenerse a flote en la batalla pese a sus graves heridas, y que ahora se acababa de convertir en Friskis para lobo.

Era un perrito la mar de majo bautizado con el cariñoso nombre de "Satanás".

  El cuerpo de Karin fue zarandeado de un lado a otro, y destrozado por las poderosas mandíbulas de la bestia, para luego ser lanzado hacia el otro extremo del pasillo. La halfling, se estrelló contra una de las paredes, y su cuerpo resbaló hasta el suelo dejando un rastro de sangre, hasta quedar tendido en una pose antinatural, para horror y consternación de todos sus compañeros, especialmente de su hermano.

Pero no lloréis todavía a moco tendido. Gracias al invento que son los Puntos de Destino,
a Karin aún le quedan vidas por gastar.
  
  La entrada del lobo provocó algunos manchurrones en la ropa interior de los allí presentes, aunque por fortuna el apelotonamiento que había en el pasillo obstaculizaba la entrada a más bestias, y la caballería goblin no era capaz de entrar con rapidez. Los héroes se reagruparon, y atacaron con renovado esfuerzo logrando terminar con la amenaza goblinoide del interior, y mientras varios combatientes evitaban la entrada de más jinetes, otros salían a combatirlos en campo abierto, o luchaban por eliminar a los lobos que se habían colado dentro.

  Pero la suerte estaba del lado de lo PJ-s ese día. Con mucha dificultad, los lobos del interior fueron eliminados, y la batalla se decidió en el exterior de la torre. Batalla que a punto estuvo de llevarse por delante también a Magmar, cuando el enano cayó en fiera lucha contra uno de los cánidos, y es que el épico combate había hecho estragos en los asaltantes de la torre, y a pesar de haber recuperado el control de la misma, ya se habían perdido bastantes vidas, y los combatientes se encontraban heridos y cansados.

  Por fortuna para Magmar, su camarada Ragnar acudió al rescate, e interponiéndose en el gigantesco lobo, y el inconsciente enano, luchó valientemente con el enemigo, salvando la vida de su compañero, y logrando que el enemigo huyera.

  ¿Y que era de Victor y Arty? Os preguntaréis. Pues mientras que el primero se libraba milagrosamente de todas las leches que allí se estaban rifando y trataba de sacar del matadero aquel, el cuerpo de su hermana arrastrándolo al interior de la torre, el segundo se las veía y deseaba contra los enemigos, en una lucha desesperada en la que tenía todas las de perder debido a su escasa pericia con las armas, y viendo pasar demasiado cerca de sus carnes acero afilado, y colmillos de 15 centímetros. Arty se pasó todo el combate que no le llegaba la camisa al cuello dado que lo suyo era tratar con los muertos, y no con aquellos que todavía se defienden, por lo que en cuanto pudo evadirse de la lucha, así lo hizo, refugiándose como Victor, en el interior de la torre, y metiéndose por una de las puertas del pasillo que habían pasado desapercibidas a causa de la refriega.


Y es que desde el principio había decidido jugar en igualdad de condiciones
y no usar la pala. Así de considerado es Arty con sus oponentes.

  El aspirante a hechicero se vió trasportado en un solo paso del matadero particular de la familia de Ed Gein, a la habitación de una dama. Chorreando sudor, sangre propia y ajena, y con los nervios completamente desquiciados, Arty, investigó de una rápida pasada la habitación, encontrando entre otras cosas, ropa de mujer de una talla muy pequeña que confundieron al hombre. Pero la confusión se aclaró rápidamente cuando al mirar debajo de la cama, se encontró con la sirvienta halfling de Ethelka, escondida y aterrorizada.

  La mujer se dio a conocer como Dumpling Hayfoot. Llorando y temblando de miedo, no podía creer (según sus palabras), que alguien hubiera ido a rescatarla después de que “la malvada señora la hubiera dejado sola con esos goblins”.

  Y mientras Arty descubría a Dumpling, la batalla contra los goblins que infestaban las Montañas Negras finalizaba en el exterior de la edificación. Murieron más de la mitad de los valientes que se atrevieron a tratar de purgar de aquella maldad la zona, pero en apariencia, los pieles verdes y lobos causantes de los asaltos a las granjas, y las muertes de varias familias habían sido masacrados. Mucho se había perdido, y aún quedaba explorar la morada de Ethelka para descubrir qué vilezas había estado tramando la bruja en aquella morada, pero habían vencido en una gran causa, y no menos gran batalla.

  Arty presentó a los líderes de los supervivientes y a sus compañeros, a la recién encontrada Dumpling, mientras el resto arrastraba al interior a los caidos y ayudaba a los heridos, entre ellos a los inconscientes Magmar y Karin, que aún respiraban pese a que su aspecto no era mejor que el del género de una pescadería.

4 comentarios:

  1. KARIN:
    :___( Snif, snif... me duele todo, todito, todo.

    Fueron unos días muy intensos por parte de todos, incluso para los no involucrados activamente en la batalla de la torre tras esa alianza casi imposible que logramos.

    Ahora toca esperar a que la maldita bruja de Ethelka regrese a casa y podamos encargarnos de ella como es debido. Y de paso, si despierto aún allí, igual aprovecho para actualizar mi armario particular con algo de ropa de Dumpling, que no se encuentran halflings todos los días en el Imperio.

    LETI:
    El resumen me ha encantado, casi lo estaba sufriendo tanto como durante la partida, y las imágenes... ¡me parto!
    La de la patada en la puerta me ha matado XD, y respecto a lo de hacerse "amigo" de una cosa mutante como la de la foto... me da que no, aún a costa de enfadar al Emperador.
    Esto se está poniendo muuu chungo, pero mucho mucho.

    Y procedo a dar el recuento de pifias del día que están en mis apuntes:
    6 Jagoba (DJ Akrabu)
    3 Silvia (Magmar)
    2 Leti (Karin)

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  2. Es que vaya partidaza ^^

    Pobrecitos de nosotros, cuando el master se venga de un comentario ¡de alguien que ni estaba! :P

    Ya haremos que te cueste más quitarnos puntos de destino (pero no es un reto, que conste, que sé que lo aceptarías encantado xD) porque tan patosos no podemos ser siempre xDD Vaya puerta, yo quiero una así en mi cuarto :P

    Que repelus da la foto del faquir :S

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  3. No seáis llorones y afrontad la cruda realidad de vuestros actos: Os metisteis en la boca del lobo. Literálmente :b

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  4. Estaba claro que la mejor opción era la de ir con cautela y sigilo, aunque todos sabíamos que no íbamos a conseguirlo y mejor una pelea esperada que una infiltración patética. Os imagináis al balrog de moria de cuclillas y escondido tras las colomnas? Pues yo a Ragnar tampoco xD

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