Durante la pasada
Semana Santa tuve ocasión de volver a colaborar un año más en las jornadas
Ómicron de Zalla organizadas por la asociación Abaco de Bilbao, asociación a la
que, por otro lado, también pertenezco desde hace unos añitos.
No ha sido la
primera vez en la que durante la sesión de la partida alguien se ha quedado
deleitado ante el despliegue de cacharrería que suelo poner en la mesa, ya
fuera jugador o mero espectador atraído por la explosión de colores y cosas
bonicas expuestas, causando que el tema saliera a debate una vez más. Y es que
siempre lo digo: hay que saber vender tu mesa de juego.
Y atraer jugadores como moscas sobre fascinante montón de mierda. |
No he asistido a
muchas jornadas de rol, pero nunca olvidaré la sensación que me embargó en las
primeras en las que estuve al ver lo que se desplegaba ante mis ojos nada más
entrar por la puerta: Un páramo absoluto sin color alguno. Así, tal cual. Es que, de
hecho, mis ojos fueron directos a las mesas donde se jugaba al X-wing. Y más o
menos este ha sido el denominador común en las siguientes jornadas a las que he asistido: echar un vistazo a
la zona de juego y encontrarme con un yermo en donde los ojos no pueden evitar
posarse allí donde se está jugando a juegos de mesa, con sus cartoncitos, sus
daditos, sus cartitas, sus miniaturitas y sus tableritos. Todo en FULL HD y
alta gama.
No, no es rol. Pero no deja de ser un orgasmo para los sentidos. |
Ya sé que no todos
tenemos los recursos de una editorial para poder poner un cartel del tamaño de un
campo de futbol, luces estroboscópicas, iluminación láser o un grupo de
bailarinas montando el show con espectaculares coreografías alrededor de
nuestra mesa, pero siempre se puede hacer algo para darle un poco de vistosidad,
y que la gente se acerque a preguntar por nuestro juego captando su interés
para el siguiente pase, aunque solo sea haciendo unas hojas de PJ bonitas, o
poniendo las correspondientes pantallas incluso aunque no las uses por que no
te gusten, que nada te impide ponerlas a un lado para que hagan bonito. Y si no
atraes “clientela” verás como al menos la mesa gana algunos puntos para todos
los implicados ayudando en la inmersión de la partida.
Ahí lo teneis. Más de la mitad de lo que hay expuesto no es necesario para jugar pero, ¿y lo bien que luce? |
¡Cuántos coloritos y cositas llamativas que llevarme a la mano en cuanto no miren los incautos en esa última mesa de juego! Digo... ¡cuánto me llaman la atención tantos detalles!
ResponderEliminarAhora de verdad de la buena: los mapas, imágenes, cartas y más cosas, le dan mucha vidilla a un rol en mesa. He dicho.
KARIN APPROVES!
Más razón que un santo (y muy bien razonado), y lo aplicaré en las próximas jornadas en las que dirija mesa, que hasta ahora me había limitado a ir dibujando mapas en pizarras conforme exploraban... Y aunque sí que llevo mucha cacharrería y mucho atrezzo cuando dirijo algún vivo, las mesas no las "visto" con el mismo mimo. Aplicaré el cuento la próxima ocasión. ¡Un saludo!
ResponderEliminar@Benjamín: Pues mira, no había contemplado el tema de los vivos por que ni los dirijo, ni los juego, pero bien es cierto que en más de una ocasión no contento con lo que despliego sobre la mesa, he llevado disfraces de todo tipo para que los jugadores se los pusieran acorde con su PJ-s. De modo que aplicando el arte para el disfraz de los vivos también se pueden lograr muy buenos resultados en la mesa y añadir un plus a la experiencia :D
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