lunes, 21 de abril de 2014

ACTO 22 (Vol.2)


  Al fín llegó el momento de encarar el problema de la hipnosis del Campeón del Graf, y los borrachos de nuestros protagonistas estaban ansiosos por saber lo que descubrirían. Por una vez, y en un alarde de sensatez sin precedentes, decidieron que era mejor estar sobrios para el evento, o quizás en el futuro lamentarían no haber prestado mas atención en clase.

  Pero antes, Albrecht tenía que hacer algún que otro encargo, y descubrir de paso algo más sobre la opinión popular de la ciudad sobre el tema de los impuestos, que se daba a conocer garrote en mano. Karin nos relata cómo continuan desencadenándose los acontecimientos en la Ciudad del Lobo Blanco en la entrada de hoy, donde también aprovechamos para actualizar la sección de Pifias Mentales. ¡Que aproveche!

26 de Sommerzeit, día 5: Bezahltag. Mañana Tempranera y parte de la tarde.


  Mientras que nuestros hermanos halflings pasaron la mañana interrogando a elfos y hechiceras, Magmar se acercó a hablar con Dennin al Gremio de Ingenieros Enanos, donde le enseñó una prótesis para su brazo manco con 2 pinzas por dedos. Todo por el bonito (y rebajado) precio de 60 coronas que, claro está, nuestro compañero no tiene. Además el enano le hizo saber a Magmar que se reuniría con algunos enanos de gran importancia esa misma tarde para tratar la cita con los elfos de Palacio.

  Por otro lado, Albretch madrugó como el que más, y antes de que saliera el sol ya estaba de camino a las puertas de la ciudad para bajar a los pies de la Fauslag para buscar hierbas aromáticas con las que suministrar la tienda de Perlenbacher. Enseguida dio con las hierbas adecuadas y decidió invertir algo de su tiempo, ya que estaba allí abajo, en buscar el Barranco de los Suspiros (recordemos: el cementerio de los pobres de Middenheim, arrojados desde lo alto por uno de los lados de la enorme roca en la que está situada la ciudad). Y encontró el lugar, totalmente inconfundible: no llegaba la luz del sol y el ambiente se tornaba frío cerca de allí. Varios cadáveres humanos, aunque no demasiados, le hicieron pensar que el lugar estaría plagado de animales peligrosos que se alimentaban de dichos cadáveres. Con mucho susto y librándose por los pelos de ser absorbido por unas juncias de sangre (unos arbustos cabrones que se enredan en sus presas para chuparles la sangre), Al volvió a Middenheim, y antes de llegar a salvo a la tienda pudo ver un espectáculo digno de la España actual: el Canciller Sparsam, a quien todos acusaban de ser el responsable de los impuestos, estaba siendo perseguido por una turba enfadada de gente que le lanzaba verduras y fruta podrida por la calle a la vez que le propinaban patadas. Finalmente la guardia llegó para disolver a la multitud, momento que Sparsam aprovechó para escapar corriendo de allí. Una vez con Perlenbacher, éste le comentó a Albretch que el Canciller se lo merecía, y le confesó que en la visita que le hizo noches atrás le pidió “polvo élfico” pero él solo le dio unos tranquilizantes fuertes porque no vende ningún tipo de droga en la tienda. Gracias al buen trabajo recogiendo las hierbas, le concedió un rato libre a Al, que este aprovechó para ir al carromato con el resto de la pandilla.

El medievo tuvo sus cosas malas,
pero hay que reconocer que sabían espabilar a los gobernantes con mano dura
   Tras ponerse al día todos juntos a la hora de comer en el carromato, Albretch tuvo que volver a sus responsabilidades. De vuelta en la tienda se enteró de que Goebbels obtuvo el cargo de Presidente del Gremio de Mercaderes porque el anterior al cargo estaba muy pachucho y, también, porque tenía una conocida gran amistad con la 2ª esposa del Graf, Anika.

  Después de una siesta digestiva, especialmente solicitada por los halflings, esperaron hasta las 5, hora a la que habían quedado tanto con Luigi como con los elfos y Dieter para el tema de investigar la posible hipnosis de este último.

   Luigi apareció enseguida entre una marabunta de gente saliendo del partido de snótbol, comentando que habían ganado “Los Orientales de la Puerta Sur” 3-1 frente a “El Equipo de Diligencias Lobo Veloz”.
En Middenheim también saben dar un poco de "circo" a la plebe para tenerla contenta.

   Y tras mucho esperar, cuando empezábamos a impacientarnos, llegaron los elfos de la Corte junto con Dieter y Kristen, su prometida, que se enfadó sobremanera al saber que sería Luigi el encargado de explorar la mente de su hombre, aunque terminó accediendo convencida por todos los presentes.

   Una vez reunidos entramos en el carromato solo unos pocos, que no hay sitio para mucha gente allí dentro: Luigi Pavarotti, Dieter, Kristen, Allavandrell, Karin y Viktor. Conseguimos dar un toque de intimidad con unas velas y comenzó el interrogatorio tras dejar a Dieter K.O.

   Así descubrimos que sí le habían hipnotizado, y la artífice de ello había sido según las propias palabras del hipnotizado Dieter, una mujer bretoniana, pelirroja, de ojos verdes, estatura media y atractiva llamada Charlotte.  Ésta le inculcó hacía unos 2 meses en el restaurante del barco-cabaret,  las palabras sobre que los impuestos eran buenos y las frases que Dieter había estado repitiendo de modo robótico. También aprovechamos para intentar sonsacarle algo más, descubriendo que Dieter estaba seguro de que Goebbels era una persona corrupta porque no es normal que obtuviera su puesto solo por su amistad con Anika; y está además enfadado con él porque le estafó, le pagó por unos caballos kislevitas y Goebbels le entregó otros de menor rango.

  Finalizó la agobiante sesión de hipnotismo y des-hipnotismo. Luigi se aseguró de borrar la frase de los impuestos de la cabeza de Dieter ya que el trabajo de hipnotizar al Campeón Judicial estaba muy bien llevado a cabo, y además, consiguió que no pudieran volver a hipnotizarle, pues estaba muy indignado con lo descubierto.

   Kristen se mostró enfadada por lo referente a la tal Charlotte pero conseguimos calmarla. También nos enteramos de que Anika, la 2ª esposa del Graf Boris, no había fallecido hacía mucho, cosa de medio año a lo sumo, por una supuesta extraña enfermedad que nadie supo tratar. Y los elfos nos aseguraron que había alguien en Palacio siguiendo nuestros pasos que les había confesado que esperaba que tuviéramos éxito en nuestra misión. Aunque ni siquiera nosotros sepamos ya cuál es nuestra misión con tanto caos